Estados Unidos no ha superado el 11-S. Necesitan que la ley y el orden imperen y eso se lo ofrece el presidente electo DonaldTrump, así lo considera Ramón Rovira, director de Comunicación y Relaciones Institucionales del Banco Sabadell, quien trabajó durante casi seis años como corresponsal de TV3 en Washington.
Ramón Rovira trabajó durante casi 6 años como corresponsal de TV3 en Washington, por lo que conoce a la perfección la forma de hacer política de los americanos. Durante su etapa allí, conoció de cerca los gobiernos de Clinton y Bush.
Convencido de que todavía no han superado los atentados del 11-S y de que esa es una de las explicaciones de la victoria de Trump, defiende que, a pesar de los claroscuros de sus políticas, con ellos como potencia al mundo «no le ha ido mal».
Eso sí, considera que el contexto internacional está cambiando y alerta sobre la posibilidad de un conflicto de grandes dimensiones. Publica ahora su libro Gracias, Estados Unidos (Plataforma).
-¿Por qué le da las gracias a Estados Unidos en su último libro?-«Gracias Estados Unidos» es una aproximación muy personal a la vivencia que tuve durante casi 6 años en EEUU, entre 1996 y 2001. Trato de hacer una radiografía de los aspectos más relevantes del país para llegar a la conclusión de que, visto como está el mundo y viendo las otras posibilidades que tenemos alrededor, es nuestra mejor opción.
A un país como España, donde la libertad, la democracia y la solidaridad son elementos claves, si quiere seguir así, no le queda más remedio que seguir con Estados Unidos porque los otros que podrían aspirar a ser líderes del mundo no son los que nos convienen.
Y Europa, que sería perfecto, no está en condiciones de poder ejercer ese liderazgo. Es un gigante económico pero políticamente es un desastre y no tiene ningún pilar militar. La conclusión, más por descarte que por convicción, que también, es que Estados Unidos es el país que en las próxima décadas debería ser la referencia.-Es un país de claroscuros.
¿Cuáles son sus luces y sus sombras?-Es un país cuyas raíces, históricamente, nacen de la libertad y la democracia. La libertad personal, la capacidad de cada uno de poder crecer y mejorar su situación. La meritocracia es un factor determinante. Pero hay muchos más elementos. Por ejemplo, su contribución en la II Guerra Mundial con la liberación de Europa de los nazis, las contribuciones a la investigación que han redundado en beneficio del planeta, o el entretenimiento, su capacidad de crear diversión para todo el mundo. Pero hay muchas más luces.
-¿Y las sombras?-Cosas tan recientes como la intervención en la guerra de Irak, con todos los elementos que comportó. Más atrás, en la Guerra Fría, la contribución a las dictaduras latinoamericanas. Y, según qué visión se dé a su forma de ser, esta visión tan encaminada al beneficio, a los resultados más que a la capacidad de las personas a tener una vida donde se compagine el hecho de ganar dinero con una vida resuelta.
La percepción social en EEUU no tiene que ver con la europea. Ellos no tienen el sistema de bienestar social que existe aquí, quien sale del círculo tiene dificultades para sobrevivir. Hay muchos más temas, como pueden ser el racismo o la violencia.-Usted vivió allí con Bill Clinton y George Bush en el poder.
¿Cambió mucho el país con esos dos líderes tan diferentes?-Sí, cambió. Clinton tuvo mucha suerte porque en su época Estados Unidos funcionaba magníficamente bien. Prácticamente no había paro, el nivel de bienestar era altísimo y había muchísima gente que con facilidad hacía dinero. Fue una época muy positiva.
Con Bush entramos en una época, como suele ser con los republicanos, mucho más intervencionista en términos militares. Además, todo cambió el 11-S porque la administración norteamericana se convierte en la policía del mundo y van a buscar venganza por la torres gemelas y el pentágono. Esto cambió la política exterior pero también la interior. Se entrometen en la vida privada de las personas y el país da un vuelco total. Pierden ese punto de inocencia y se dan cuenta que una parte del mundo los quiere aniquilar y esto les pone en guardia.
-¿Han superado el 11-S?-Creo que no. Y esto podría ser uno de los motivos que explica la decisión de votar a Trump. Ellos siguen pensando que el riesgo a repetir un 11-S, o con dimensiones más grandes, existe. Necesitan que la ley y el orden sigan imperando y esto es lo que les ofrece Trump, al menos de palabra. Garrotazo donde él crea que sea necesario.
Esto es consecuencia de aquello.-Con Aznar y Bush se intensificaron las relaciones bilaterales entre España y Estados Unidos aunque después de enfriaron con Zapatero. ¿Cuál es la situación actual?-En aquella época se intensificaron muchísimo a pesar de que las relaciones personales son una cosa y las políticas son otra. Evidentemente, en la cumbre de la Azores Aznar jugaba un papel absolutamente subsidiario, el control lo llevaban Estados Unidos y Gran Bretaña, que siempre han sido aliados porque son prácticamente de la misma familia. Luego hay un bajón muy grande en la época de Zapatero, que comete graves errores en su percepción de EEUU y esto congela las relaciones bilaterales, especialmente después del episodio de la bandera cuando desfila y él no se levanta. Eso en ojos americanos fue una afrenta. En los últimos años ha mejorado con Rajoy. Obama tiene una visión mucho más aproximativa de las relaciones exteriores y la situación se ha reconducido en parte.
Pero las prioridades han cambiado y Europa ya no es su prioridad, ahora es el Pacífico, por lo que potencias medias como puede ser España, si ya jugaban un papel relativamente subsidiario, se acrecentará en el futuro.
No digo que las relaciones sean malas pero no serán una prioridad. Nada que ver con Alemania y Gran Bretaña.-Después llega Obama.
Con información de La Voz de Asturias