Despegó la carrera comercial del turismo espacial entre Jeff Bezos, Richard Branson y Elon Musk sin pasarse por desapercibido que sus aviones ultrasónicos emiten 100 veces más dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera por pasajero que un vuelo comercial de larga duración. Entonces cabe preguntarse: ¿Cuál será el impacto de esta actividad en el cambio climático?
El Político
Eloise Marais, profesora de Geografía Física en University College London (UCL) es autora de un amplio artículo originalmente publicado en la red de medios de comunicación The Conversation y en parte reproducido por el sitio informativo digital La Opinión.
En su contenido se inquiere: ¿Cuáles son las posibles consecuencias medioambientales de una industria del turismo espacial? Explica así que Bezos se jacta de que sus cohetes Blue Origin son más ecológicos que el VSS Unity de Branson. El Blue Engine 3 (BE-3) lanzó a Bezos y sus invitados al espacio utilizando hidrógeno líquido y propelentes de oxígeno líquido.
Más adelante precisa que VSS Unity utilizó un propelente híbrido compuesto por un combustible sólido a base de carbono, polibutadieno terminado en hidroxilo (HTPB) y un oxidante líquido, óxido nitroso (gas de la risa). Mientras tanto la serie SpaceX Falcon de cohetes reutilizables impulsó al Crew Dragon utilizando queroseno líquido y oxígeno líquido.
As you read this, #BlueOrigin's rocket is launching into space. But what are the health effects of space flight? ?
Talha Burki reports on the studies prompted by the rise of a new era of space travel: "space tourism". Read https://t.co/EVWd62sHVl.
— The Lancet (@TheLancet) July 20, 2021
Daños adicionales a la atmósfera
Según Marais, la quema de estos propelentes proporciona la energía necesaria para lanzar cohetes al espacio. Y al mismo tiempo genera gases de efecto invernadero y contaminantes del aire. Añade que se producen grandes cantidades de vapor de agua al quemar el combustible BE-3. Mientras que la combustión de los propelentes de VSS Unity y Falcon produce CO₂, hollín y algo de vapor de agua.
Agrega: “El oxidante a base de nitrógeno utilizado por VSS Unity también genera óxidos de nitrógeno. Se trata de compuestos que contribuyen a la contaminación del aire más cerca de la Tierra. Aproximadamente dos tercios de los gases de escape del combustible se liberan en la estratósfera (12 km-50 km) y la mesósfera (50 km-85 km), donde puede persistir durante al menos dos o tres años”.
La articulista comenta también que las altas temperaturas durante el lanzamiento y la reentrada (cuando se queman los escudos térmicos protectores de las aeronaves que regresan) también convierten el nitrógeno estable en el aire en óxidos de nitrógeno reactivos. Estos gases y partículas tienen muchos efectos negativos en la atmósfera. En la estratósfera, los óxidos de nitrógeno y las sustancias químicas que se forman a partir de la descomposición del vapor de agua convierten el ozono en oxígeno. Y agotan la capa de ozono que protege la vida en la Tierra contra la dañina radiación ultravioleta.
El vapor de agua también produce nubes estratosféricas. Las mismas proporcionan una superficie para que esta reacción tenga lugar a un ritmo más rápido de lo que ocurriría de otra manera.
Turismo espacial y cambio climático
Las emisiones de escape de CO₂ y el hollín atrapan el calor en la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global. El enfriamiento de la atmósfera también puede ocurrir, ya que las nubes formadas por el vapor de agua emitido reflejan la luz solar de regreso al espacio.
Una capa de ozono debilitada también absorbería menos luz solar entrante y, por lo tanto, calentaría menos la estratósfera. Averiguar el efecto general de los lanzamientos de cohetes en la atmósfera requerirá de modelos detallados. Estos deben tener en cuenta los complejos procesos y la persistencia de estos contaminantes en la atmósfera superior.
Las emisiones de CO₂ para los cuatro turistas en un vuelo espacial serán entre 50 y 100 veces más que las emisiones de una a tres toneladas por pasajero en un vuelo comercial de larga distancia.
Concluye que para que las instituciones reguladoras controlen adecuadamente la contaminación de esta industria naciente, los científicos necesitan comprender mejor el efecto que estos astronautas multimillonarios tendrán en la atmósfera del planeta.
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Fuente: La Opinión