Finalmente culminó la carrera por la creación de la primera vacuna eficaz contra el coronavirus de Wuhan. Ahora viene la segunda etapa: La distribución. Nuevamente se pondrá en evidencia una gran realidad en el planeta. Algunos países tendrán el fármaco para vacunar varias veces a su población, y otros ni lo conocerán…
El Político
Desde que se inició la carrera por la creación de la vacuna contra el COVID-19, una de las grandes preocupaciones de los expertos era cómo llegar a todos los habitantes del planeta. Esto es una misión realmente grandiosa.
Según las proyecciones de los especialistas a pesar de que la vacuna iba a estar lista antes de que culmine el 2020, los habitantes de los países pobres no podrán tener acceso a ella. Ese será un gran reto para la OMS.
Varias ONG de derechos humanos como Oxfam o Amnistía Internacional alertaron esta semana que 9 de cada 10 personas de países pobres no podrán acceder a la vacuna contra el coronavirus en 2021.
Además exigieron medidas a Gobiernos y farmacéuticas para que se produzcan dosis suficientes para todos los habitantes del planeta.
En “unos 70 países pobres” 1 cada 10 ciudadanos se podrá vacunar
En un comunicado divulgado desde Londres, esas organizaciones advierten de que, a menos que se tomen acciones al respecto, en “unos 70 países pobres” solo uno de cada diez ciudadanos se podrá vacunar contra el coronavirus el próximo año, informó El Comercio.
En cambio, los países más ricos han comprado suficientes dosis para poder inmunizar a sus poblaciones varias veces por persona. Canadá encabeza la lista de las naciones que cuentan con vacunas suficientes para proteger a cada ciudadano “cinco veces”.
La nota indica que los países ricos -que representan solo el 14 por ciento de la población mundial- han comprado hasta el 53 % de todas las vacunas más prometedoras.
La alianza “Vacunas para la gente”
La alianza llamada “Vacunas para la gente”, formada por organizaciones como Oxfam, Amnistía Internacional, Frontline AIDS, Global Justice Now, han analizado los acuerdos efectuados entre los países y las ocho principales candidatas a vacuna.
Encontraron que 67 países de ingresos bajos y medios corren el riesgo de quedarse atrás frente a los países ricos.
Cinco de esos 67 países -Kenia, Birmania, Nigeria, Pakistán y Ucrania- han registrado casi 1,5 millones de casos de covid-19.
La gestora de políticas sanitarias de Oxfam, Anna Marriott, opinó que “nadie debería quedar al margen de una vacuna que salva vidas debido al país en que viva o la cantidad de dinero que tenga”.
“Pero a menos que algo cambie dramáticamente, miles de millones de personas de todo el mundo no recibirán una vacuna segura y efectiva contra la covid-19 en los próximos años”, denunció Marriott.
También Heidi Chow, de Global Justice Now, consideró que las corporaciones farmacéuticas e instituciones investigadoras “deben compartir la ciencia, el conocimiento tecnológico y la propiedad intelectual que hay detrás de la vacuna para que se puedan producir suficientes dosis seguras y efectivas”.
Subrayó que los gobiernos “deben también asegurarse de que la industria farmacéutica antepone las vidas de los ciudadanos a los beneficios”.
La vacuna de Pfizer/BioNTech se empezó administrar en el Reino Unido y se prevé que los reguladores de otros países, como Estados Unidos, empiece a distribuirla entre sus pobladores la semana que viene.
Mientras, las vacunas que desarrollan Moderna y la Universidad de Oxford/AstraZeneca están pendientes de autorización. Por su parte, la vacuna rusa Sputnik ha anunciado resultados positivos de los ensayos y otras cuatro candidatas están en la fase tres de las pruebas.
Moderna y Pfizer/BioNTech para los ricos
Hasta ahora, todas las dosis producidas por Moderna y el 96 por ciento del preparado de Pfizer/BioNTech han sido adquiridas por países ricos. Mientras que la de Oxford/AstraZeneca se ha comprometido a proporcionar el 64 por ciento de sus dosis a ciudadanos de países en vías de desarrollo.
No obstante, solo podrán alcanzar al 18 % de la población mundial como mucho en 2021.
Solo queda esperar y observar como los países y la OMS se enfrenta a este nuevo reto.