Una llamada de hora y media entre el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, fue decisiva. Luego de la conversación, el mandatario estuvo dispuesto a restarle respaldo a Maduro en la Organización de Naciones Unidas.
El gobierno peronista de Fernández es ideológicamente cercano al régimen de Venezuela. Sin embargo, las violaciones de Derechos Humanos confirmadas por Bachelet, obligan a marcar distancia.
El Político
Alberto Fernández sabe que el informe de la Organización de Naciones Unidas evidencia violaciones de Derechos Humanos. No obstante, prefirió que fuese la propia Michelle Bachelet quien le confirmara los hechos.
Según La Tercera, este diálogo fue fundamental para que Argentina votara a favor de la resolución 45. Consiste en mantener la vigilancia sobre el régimen de Maduro, tras el informe que denunció y constató violaciones a los DD.HH. en Venezuela.
La ONU hace seguimiento a los atropellos a los que es sometida la población venezolana. Sus más recientes informes corroboran que hay directrices claras, impartidas por Maduro y su camarilla, para reprimir, torturar, desaparecer y asesinar a opositores al régimen.
Con el voto a favor de Argentina, fue aprobada la resolución de la ONU. Esta renueva por dos años el mandato de la Misión de Determinación de Hechos que investiga los crímenes de lesa humanidad. También condena las violaciones a los derechos humanos que han sido comprobadas. Finalmente, apoya la realización de elecciones libres y con garantías democráticas.
Confianza y cercanía ideológica
Alberto Fernández confía en la palabra de Bachelet. Su trayectoria socialista la ubica como cercana no solo al peronismo, sino también al chavismo. Si ella corrobora todos los abusos, no se puede decir que es "la derecha" conspirando contra el gobierno de Maduro.
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