Seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro causaron caos y destrucción al Congreso Nacional, la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal de Brasil en Brasilia, recordando lo que se vivió en Washington hace dos años.
El Político
En ese entonces, miles de seguidores del presidente Donald Trump atacaron el edificio del Capitolio para intentar frenar la certificación de las elecciones que dieron como vencedor a su rival político, el actual presidente Joe Biden, reportó la BBC.
Similitudes entre el ataque en Brasilia y en Washington
La violencia
En ambos casos, los manifestantes han tomado los edificios institucionales por la fuerza, dejando a su paso un enorme rastro de destrucción.
Tanto en Washington como en Brasilia, los asaltantes consiguieron superar al pequeño número de policías que intentaron frenarles y se abrieron paso destrozando ventanas y forzando puertas.
El domingo, los bolsonaristas partieron desde las inmediaciones del Cuartel General del Ejército, donde se concentraban los seguidores del expresidente que piden una intervención militar tras el triunfo de Lula, y avanzaron unos ocho kilómetros hasta la plaza de los Tres Poderes en Brasilia para invadir los principales edificios de la República.
Como ocurrió en el Capitolio el 6 de enero de 2021, multitud de vídeos en redes sociales mostraron cómo algunos de los protagonistas se llevaban "trofeos" del Congreso brasileño.
En ambos casos, muchos de los manifestantes venían de lugares muy lejanos del país.
La narrativa
Tanto los seguidores de Donald Trump como los de Jair Bolsonaro están convencidos, sin prueba alguna, de que se ha cometido fraude en las elecciones que sus candidatos perdieron y que, por lo tanto, ellos luchan para enmendar una injusticia.
Al igual que Trump hizo (y continúa haciendo en EEUU), Bolsonaro lleva meses alimentando la narrativa de que los comicios en los que fue derrotado no fueron limpios, y ha sembrado dudas sobre los sistemas de voto electrónico, que dice pueden ser manipulados, siguiendo la misma retórica del expresidente estadounidense.
En unas elecciones muy ajustadas, Luiz Inácio Lula da Silva ganó el pasado 30 de octubre los comicios presidenciales y fue investido en el cargo el primero de enero.
El discurso conspiracionista que se ha escuchado en Brasil recuerda al que ha formado parte de la estrategia del equipo de Donald Trump desde que perdiera las elecciones.
El momento
Ambos asaltos se producen un par de meses después de las elecciones en las que sus candidatos fueron derrotados.
Joe Biden ganó los comicios el 3 de noviembre de 2020, aunque no fuera investido presidente hasta el 20 de enero de 2021.
Lula venció en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que tuvo lugar el 30 de octubre de 2022, y tomó posesión del cargo el uno de enero, una semana antes del asalto en Brasilia.
Diferencias
El papel del Ejército y la Policía
A diferencia de lo que sucedió en EEUU, donde los trumpistas estaban decididos a retomar el poder por sus propios medios, en Brasil los seguidores de Bolsonaro que no han aceptado su derrota llevan meses pidiendo una intervención militar para devolver al expresidente al Palacio de Planalto.
Hasta el pasado domingo, el Ejército brasileño, que ha tenido un papel preponderante durante el mandato de Bolsonaro, parece haber tolerado las acampadas de este tipo de manifestantes frente a sus cuarteles.
"Destacadas figuras militares han apoyado la agenda de extrema derecha de Bolsonaro durante mucho tiempo, e incluso recientemente han mostrado un apoyo absoluto a varias manifestaciones a favor del golpe de Estado que se han tenido lugar en diferentes partes del país en los días previos al ataque", afirma el profesor de Historia de América Latina, Rafael R. Ioris, en The Conversation.
Durante su presidencia, varios altos cargos militares han ocupado posiciones en el Gobierno, entre ellas el Ministerio de Defensa o incluso el de Sanidad durante el pico de la pandemia de covid. Se estima, además, que unos 6.000 militares en activo recibieron puestos no militares en el gobierno en los últimos 8 años.
Trump era aún presidente y Bolsonaro no
El asalto al Capitolio en 2021 se produjo aún bajo el mandato de Donald Trump. Aunque ya había perdido las elecciones, el magnate ocuparía la Casa Blanca hasta el 20 de enero, por lo que en aquel momento él ostentaba la máxima autoridad.
Bolsonaro, sin embargo, abandonó el cargo el 31 de diciembre y desde entonces se encuentra en Estados Unidos, concretamente en Florida.
Algunos medios brasileños interpretan esta partida como una estrategia para no asistir a la toma de posesión de su sucesor, mientras que sus opositores ven una fuga preventiva ante el fin de su inmunidad presidencial, que podría poner al expresidente frente a la justicia.
La misma mañana del asalto al Capitolio, Donald Trump dio un discurso ante sus seguidores en el que aseguró que jamás aceptaría el resultado de las elecciones, y en el que pedía a su vicepresidente, Mike Pence, que revocara el resultado.
El Capitolio estaba en plena sesión
Otra de las principales diferencias entre ambos ataques es que, mientras que el asalto en Brasilia se ha producido en domingo, con todas las instituciones cerradas, en Washington el Capitolio, el edificio que alberga el Congreso y el Senado de Estados Unidos, estaba en plena sesión.
Y no en una sesión cualquiera, sino en la que tenía como cometido certificar el resultado de las elecciones que habían declarado a Joe Biden vencedor.
Los insurrecionistas trumpistas pretendían, por lo tanto, frenar la transferencia pacífica de poderes.
A diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos, los bolonaristas no solo invadieron la sede del poder legislativo, sino también la del ejecutivo y la del poder judicial, a la espera, posiblemente, de que otros se unieran en su lucha, entre ellos el Ejército.
Los manifestantes brasileños vagaron por los bellos edificios diseñados por Oscar Niemeyer vacíos, sin encontrarse apenas obstáculos hasta que la policía consiguió desalojarlos.