La violación de la frontera de la Federación Rusa en la región de Bélgorod por unidades de voluntarios rusos llegados desde Ucrania ha arrebatado el foco de atención mediático a la toma rusa de Bakhmut, una ciudad convertida en símbolo de esta guerra y donde podría abrirse una brecha en el frente que lleve a las fuerzas del Kremlin a la captura de nuevos territorios en el este ucraniano.
Por una parte, está la magnitud de la incursión, con decenas de soldados, vehículos blindados e incluso un carro de combate, que va mucho más allá de otras operaciones terrestres puntuales y de los sabotajes lanzados en los últimos meses contra depósitos de combustible e instalaciones militares en Bélgorod, Briansk y otras regiones rusas.
El ataque podría ser el preámbulo de operaciones militares de mayor envergadura que cumplan el sueño del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de llevar la guerra al corazón de Rusia. También podría apuntar a una operación destinada a crear confusión y desviar la atención del ejército ruso de cara a la esperada contraofensiva a gran escala que el ejército ucraniano podría lanzar en cualquier momento.
Rusia muestra su vulnerabilidad
Pero más importante aún es el impacto psicológico del ataque, difundido en las redes por doquier. Por un lado muestra que la frontera rusa no es inviolable, que podría abrirse un frente bélico dentro del territorio ruso y, sobre todo, que hay unidades paramilitares integradas por disidentes dispuestos a propagar la llama de una revuelta interna en Rusia.
Una revuelta que podría conducir, si se extendiera, a una guerra civil, la mayor de las pesadillas del presidente ruso, Vladímir Putin, que ha denunciado en muchas ocasiones los supuestos planes de la OTAN para fragmentar Rusia por medio de un conflicto interno.
En conclusión
Con ocasión de lo ocurrido en Bélgorod, la viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Malyar, ha llegado a hablar de "una crisis interna predecible" protagonizada por "patriotas rusos" en rebeldía contra Putin.
Desde que el 24 de febrero de 2022 comenzara la invasión rusa de Ucrania, cientos de miles de rusos han abandonado Rusia. Muchos de ellos huían de las levas lanzadas por el Kremlin para reclutar 300.000 soldados destinados a Ucrania, pero muchos otros dejaron el país bajo la bandera de la disidencia al opresivo régimen ruso. Esa disidencia podría nutrir las filas de un movimiento que sobrepasara los medios pacíficos.
Un portavoz de los servicios de inteligencia militar de Ucrania se apresuró a identificarlos como dos grupos de paramilitares rusos que luchan contra la Rusia de Putin: el Cuerpo de Voluntarios Rusos (RDK) y la Legión Libertad para Rusia (LSR).