Que Bernie Sanders se defina como « socialista» puede despistar a algunos en Europa. Con ese calificativo, el senador por Vermont y triunfador por la mínima de las primarias de New Hampshire en la carrera electoral por la candidatura demócrata a la Casa Blanca podría pasar por un socialdemócrata tradicional que abogase por una mayor justicia redistributiva. Algunos de sus planteamientos, como la implantación en Estados Unidos de una suerte de sanidad pública universal o la subida de impuestos a los más pudientes abonaría esa idea.
El Político
Sin embargo, en EE.UU. un socialista se asimila más bien a regímenes como los que imperan hoy día en Cuba o Venezuela. Y repasando el historial de Sanders se ajusta al término como un guante.
Documentos y vídeos difundidos en los últimos años dan testimonio de la afinidad del veterano político con la Unión Soviética, la Cuba de Fidel Castro y la Nicaragua de Daniel Ortega, países que visitó en los años 80 en completa oposición a la política de Ronald Reagan en aquellos años.
Bernie Sanders, ahora con 78 años de edad, visitó esos tres países durante la década previa a la caída del Muro de Berlín en 1989 y en los tres casos mostró sus claras simpatías por ellos. De hecho trató de hacer de Burlington, la ciudad de Vermont de la que fue alcalde, una especie de «refugio para el activismo de izquierdas en el ocaso de la Guerra Fría» y desde sus primeros días en el cargo trató de «ejercer su propia política exterior» no solo en contra de la línea de Reagan, sino «yendo más allá que muchos demócratas al apoyar a líderes socialistas», según apuntaba un reportaje publicado el pasado mayo por «The New York Times».
Precisamente de la etapa en Burlington es una declaración pública en la que Sanders elogiaba aún en 1989 la «revolución cubana», al tiempo que rechazaba las críticas al régimen como «propaganda de la derecha», según documentos recogidos por el « Washington Examiner». «Para mejor o peor, la revolución cubana es una revolución muy profunda e intensa. Mucho más profunda de lo que yo había conocido», indicaba. «Más interesante que la sanidad pública gratuita, la educación gratuita y la vivivenda gratuita que proporciona es que están de hecho creando un sistema de valores muy diferente al que conocemos».
En esa línea, un vídeo difundido el pasado año en Twitter por «Reagan Battalion», una cuenta anónima de carácter conservador, aparecía supuestamente Sanders en 2016 en la Universidad de Vermont ensalzando el régimen castrista. «Recuerdo, por una razón u otra, estar muy emocionado cuando Fidel Castro hizo la revolución en Cuba. Yo era un niño…. y me pareció justo y apropiado que la gente pobre se levantara contra gente rica y espantosa», aseguraba.
Así mismo, recordaba que una vez casi «vomitó» al ver cómo John F. Kennedy instaba a su adversario Richard Nixon a ser más duro con Cuba. «Por primera vez en mi vida adulta lo que estaba viendo era a los demócratas y los republicanos… y claramente no había mucha diferencia entre ellos», comentaba en el citado vídeo.
Por otra parte, en 1988 loaba las infraestructuras que había encontrado durante un viaje a la URSS. «Hay algunas cosas que [la Unión Soviética hace] mejor que nosotros y que eran, de hecho, muy impresionantes. El sistema de metro en Moscú cuestan 5 kopecs —o 7 céntimos—. Más rápido, limpio, atractivo y eficiente que cualquiera en Estados Unidos —y barato—», señalaba en un comunicado oficial, al tiempo que ensalzaba los «programas para los jóvenes y los trabajadores» que observó durante su periplo ruso.
En cuanto a Nicaragua, que visitó en 1985, se quejó de que los medios estadounidenses no «reflejaran correctamente los objetivos y logros» de la administración de Ortega, que en la actualidad está también en el poder. «Después de muchos años de dominación económica y política, Nicaragua está decidida a no seguir siendo una república bananera, y es libre de tomar sis propias decisiones», declaró.
No reconoció a Juan Guaidó
Su postura sobre la Venezuela chavista también ha sido objeto de polémica en los últimos años. Aunque ha calificado a Nicolás Maduro como «dictador» y «tirano», Sanders se ha negado a reconocer a Juan Guaidó como presidente legítimo del país caribeño. A su juicio, «Estados Unidos tiene que trabajar con la comunidad internacional para asegurarse de que haya una elección libre y justa en Venezuela», según dijo el pasado año a la cadena norteamericana en español Univisión.
En la anterior carrera por la candidatura demócrata a la presidencia, en 2016, su rival Hillary Clinton explotó precisamente esa proximidad a los régimenes dictatoriales comunistas para subrayar el radicalismo de Sanders. «Si los valores son que tú oprimes al pueblo, haces desaparecer gente, la encarcelas o incluso matas personas por expresar sus opiniones, por ejercer su libertad de expresión, esto no es la clase de revolución de los valores que yo querría ver jamás en ningún sitio», le espetó Clinton durante un debate televisivo en Miami. Bernie Sanders no logró entonces la nominación. Cuatro años después, vuelve a intentarlo.