La pandemia marcó un punto de inflexión a nivel global en la actividad económica, y Estados Unidos no fue la excepción. Particularmente este país atravesó un cambio de gobierno en plena ola de covid, lo que significó también un cambio de color político y, por ende, ideológico. ¿Qué significaron estos cambios en el mercado más capitalista del mundo?
Por Stefanía Bargadí
Cuando comparamos economías de distintos paises, o mismo la economía de un mismo país pero en distintos periodos, recurrimos a las cuentas nacionales y principalmente a la composición del PBI per cápita.
La disyuntiva está hacer una comparación entre dos períodos presidenciales en función del PBI per cápita:
-El período presidencial de Donald Trump (2017-2021) con el de Joe Biden (2021-2024 con proyecciones). Esta comparación nos ayudará a analizar el rendimiento de la gestión de uno de los países más importantes del mundo, geopolíticamente hablando, durante la crisis más grande que haya atravesado la humanidad en las últimas décadas.
Introducción
“El PIB se define como el valor total de todos los bienes, servicios y estructuras producidas por la economía de una nación durante un período especificado; en otras palabras, el valor total de la producción de la economía.” (C.R.O; 2022) Sin embargo, el crecimiento del PIB no da ninguna indicación de cómo está creciendo el ingreso
distribuidos dentro de la economía (C.R.O; 2022) por eso utilizaremos el PIB per cápita.
Según datos del Banco Mundial (2023) la economía global venía con crecimiento estable en los últimos años, pero se vió interrumpido por la pandemia del COVID-19 con un gran declive en el 2020. La OCDE (2021) calculó que el PIB mundial cayó un 4,2% durante el 2020.
A su vez, los Estados Unidos se vio afectado en similar medida por esta situación, dando como resultado una contracción de su PBI de 3,7%. Debido al COVID-19, tanto el PIB real como el PIB real per cápita cayeron en
la primera mitad del año, pero desde entonces se han recuperado y superado los niveles pre-pandémicos.
Otra particularidad de este periodo fue la expansión masiva del comercio digital, debido a las medidas de
aislamiento y prevención por la pandemia. Esto representó una oportunidad para la economía estadounidense que representa el 68% del comercio mundial digital. (Samples, 2022)
Además, es prudente destacar que la economía de los Estados Unidos presenta muchas desigualdades, pero
también es muy diversa entre cada estado, ya que algunos tienen desarrollo mayoritario de agricultura
pero otros de servicio y tecnología por lo que la composición de la economía de cada estado varía mucho (Aromi, 2023)
Para Cuervo (2023), la política económica americana se define con relación a la economía mundial: los ejes son la política comercial externa, la geopolítica con organismos multilaterales, los flujos de capital, el liderazgo
tecnológico, las decisiones de sus empresas trasnacionales (MNC) y el poder militar.
Pero una fortaleza de este país es que tiene soberanía monetaria absoluta ya que su moneda es la moneda de reserva internacional y, sobre todo, el medio de pago global; por esta razón una crisis global afecta directamente a la economía estadounidense, probablemente en mayor medida que a otros Estados.
Para lograr analizar estas variables en un período (Biden) es necesario contrastarlas evolutivamente en el tiempo y por eso lo compararemos con el período presidencial inmediatamente anterior (Trump).
Análisis comparativo
Las cuentas nacionales de los Estados Unidos en los últimos años parecen permanecer en un declive que arroja como resultado retracción del PBI y déficit fiscal. (Aromi, 2023).
Con una inflación que se cuadruplicó entre 2021 y 2022 (Cuervo, 2022), más aceleradamente que la inflación global causada por la Guerra en Ucrania.
Si bien se plantea una dicotomía entre el carácter ideológico de Donald Trump y el de Joe Biden por pertenecer a partidos opuestos, republicano y demócrata respectivamente, ambos representa políticas económicas del Neo-Keynesianismo (Cuervo, 2022) Por ende, en el sector económico los objetivos son similares para ambos, pero a nivel ideológico las “formas” reflejan discrepancias.
Para Cuervo (2023) la era Trump fue un período de transición entre el segundo paradigma (Consenso de Washington que ve al Estado como el problema y busca reducirlo al mínimo), y el tercer paradigma de la vuelta a la política industrial estratégica y el límite a la hiperglobalización representado en la gestión de Biden.
La gestión Trump 2017-2021 America First
En el sector nacional, Donald Trump heredó una economía en recuperación completa: con una tasa de desempleo en 4,7%; 76 meses consecutivos de crecimiento de puestos de trabajo con un aumento de 227.000 puestos mensuales por 35 meses. Mientras el PBI continuaba creciendo al 2,5% por trimestre y una inflación promedio 2017/2020 de 1,4% anual (Cuervo, 2023).
Sin embargo, a nivel internacional, Trump lanzó su administración bajo el lema de ‘América Primero’, un programa que se basó en la ‘guerra comercial’ con China, la confrontación con la Organización Mundial del Comercio (que paralizó gran parte de su accionar), la vuelta atrás con los proyectos de integración económica, así como en el retiro de los compromisos ambientales de la Cumbre de París del 2015. (Bargardi, 2019)
En la economía doméstica introdujo un plan de exenciones tributarias al capital (stakeholders), que se sumaron a las ya existentes y en la promoción del consumo.
Durante el desarrollo de su gobierno, la tasa de desempleo cayó al 3,5 % y el crecimiento del PBI tuvo una media de 2,49 % anual para los primeros tres años y una caída del 3,40 % en el cuarto año (pandemia-2020), con el PBI per cápita creciendo al 1,94 % promedio entre 2017 y 2019 y cayendo un 4.32 % en 2020.
Como período de transición analizado por Cuervo (2023), Trump empezó a mirar hacia adentro, en vez de guiarse por las tendencias internacionales.
Bidenomics
A diferencia de su antecesor, Biden bucó exponer el nuevo formato del multilateralismo en el comercio global, generado a partir de la política económica en un mundo en el que China reafirma su presencia vía la Iniciativa de la “Franja y de la Ruta”. La Bidenomics funciona como una plataforma de Occidente para instalar el III
Paradigma de la economía mundial desde 1945: la recuperación de la Industria Manufacturera y la vuelta de la Política Industrial, la revitalización de las comunidades, una economía centrada en los trabajadores y en la clase media y una política comercial opuesta a la hiper globalización. A diferencia de Trump, Biden intenta adaptar a los Estados Unidos a la nueva era de la globalización pero sin depender de ella, de una forma más diplomática y dialoguista, que la utilizada por el republicano. En donde abrirse al mundo no está mal visto mientras las industrias estratégicas estén preotegidas y la competencia sea leal (Bargardi, 2022 y 2019)
La Bidenomics se nutre de políticas, leyes y recursos con apoyo ‘bipartidista’, convocando demócratas y republicanos, con mayoría en el Congreso (Cuervo, 2023). Las diferencias centrales no están en el qué, porque ambos buscan hacer América grandiosa de nuevo, sino en el cómo.
El objetivo de la Bidenomics es limitar la globalización, no negarla; con un paradigma de la vuelta a la geopolítica del comercio y la política industrial. Es necesario destacar que el contexto mundial de pandemia incrementó la
necesidad de cooperación internacional ante un problema que traspasa las fronteras nacionales y procura de soluciones globales (Bargardi, 2020) y por eso fue necesario un giro diplomático e ideológico ante la relación de los Estados Unidos con el resto del mundo durante la presidencia de Biden.
En cuanto a las proyecciones económicas de 2023 y 2024, Se prevee que el crecimiento mundial se desacelerará en 2023 al 2,1 %.pero volverá a acelerarse para el 2024 en un 2,4%. (Banco Mundial, 2023) y afectará en similar a las economías avanzadas como la de los Estados Unidos. Asensio (2023) señala que el PIB de Estados Unidos cerrará este año con un crecimiento próximo al 2% y que el año que viene la expansión caerá hasta 1,3 puntos y se situará en la horquilla entre el 0,9% y el 1%. Es decir, la economía estadounidense caerá y eso generará un
efecto dominó con el resto de economías desarrolladas o emergentes del mundo.
Esto quiere decir que la desaceleración del crecimiento del PIB fue un factor que se mantuvo de la era Trump a la era Biden, aún con crecimiento anual, pero cada vez menor.
Conclusión
Estados Unidos es un país en el que las políticas de Estado perduran en el tiempo, independientemente del color político que tengan la mayoría de sus representantes, por lo cual entre los dos períodos analizados, los objetivos fueron similares y continuos. Aquello que diferenció a Biden y a Trump fueron los modos “idológicos”
de hacer política, sobre todo la proyectada a la arena internacional en cuanto a la relación de este país con el resto del mundo. Mientras Trump fue menos “diplomático” y tajante en cuanto a su política económica y comercial nacionalista, Biden fue más dialoguista y prudente en seguir construyendo cooperación sin perder
soberanía.
En cuanto al rendimiento económico, Trump asumió con una base en crecimiento que lo ayudó a implementar sus objetivos de política económica pero se vio interrumpido por la pandemia. Joe Biden debió asumir un mandato marcado por la recesión global y local pero supo salir a flote, aunque con un PBI en crecimiento, se
proyecta que será más desacelerado que el de su antecesor. El rendimiento económico de la gestión demócrata parece ser bastante buena si miramos la base sobre la cual debió trabajar, al contrario de Trump que asumió con
una economía estable y en crecimiento. Lo cierto es que los últimos meses de un predecesor influyen en el desarrollo posterior de un nuevo gobierno, e independientemente de quién gane las elecciones en 2024, las proyecciones dan resultados no tan buenos. Veremos si las soluciones son con la inclusión de una
agenda global o con aislacionismo pleno.
SOBRE LA AUTORA
Stefanía Bargardi Lic. en Relaciones Internacionales
Lic. en Ciencias Políticas
Pg. En Negocios Internacionales & Global Trade WT