Brasil recaudó 50.900 millones de reales (unos 16.000 millones de dólares) a través de un plan de amnistía fiscal para regularizar activos no declarados en el extranjero a cambio de una multa, informó el secretario del Fisco, Jorge Rachid, tras la conclusión, el lunes, del plazo para la adhesión.
En total fueron repatriados 169.900 millones de reales (alrededor de 53.430 millones de dólares) de cerca de 25.000 contribuyentes que decidieron legalizar y traer al país los activos.
El Gobierno consiguió los 16.000 millones de dólares gracias al pago de una multa correspondiente al 30 % del valor del montante declarado e ingresado en Brasil, mitad de la cual destinada al pago del impuesto sobre la renta.
La repatriación superó las expectativas del Gobierno, que había previsto una recaudación de unos 50.000 millones de reales (unos 15.720 millones de dólares).
"Consideramos que el plan ha sido exitoso", declaró Rachid en relación a la medida, la cual ha permitido la regularización de recursos de origen lícito no declarados sin, por ello, incurrir en delitos de fraude fiscal, evasión de divisas o falsificación de documentos.
El secretario del Fisco recalcó que antiguamente "era muy fácil esconder dinero", pero precisó que la "era del sigilo bancario está llegando a su fin", lo que ha despertado el interés de miles de contribuyentes en Brasil.
"Con el tiempo, la posibilidad de ser pillado por el Fisco pasó a ser muy grande", declaró.
La amnistía, aprobada por el Congreso en 2015 y sancionada por la entonces presidenta Dilma Rousseff a comienzo de año, había sido una las prioridades del Gobierno para equilibrar las cuentas del país, sumido en una profunda recesión económica.
No obstante, a pesar de la entrada de capitales, el Gobierno prevé que cerrará el año con un histórico déficit fiscal de 170.500 millones de reales (unos 44.475 millones de dólares) y sumará su tercer ejercicio consecutivo en números rojos.
Brasil tuvo un saldo negativo en sus cuentas públicas de 32.500 millones de reales (unos 9.848,5 millones de dólares) en 2014 y de más de 111.000 millones de reales (unos 33.636,4 millones de dólares) en 2015.
Con el fin de reequilibrar las maltrechas cuentas públicas, el Ejecutivo del presidente Michel Temer ha lanzado un severo plan de ajuste fiscal, el cual incluye la limitación de los gastos públicos las próximas dos décadas y la reforma del sistema de pensiones brasileño.
Las propuestas, no obstante, están siendo duramente combatidas por los partidos de oposición, por los sindicatos y por movimientos sociales.
Con información de EFE