La Comisión Europea (CE) alertó este lunes que Portugal deberá afrontar varios desafíos que podrían poner en peligro el cumplimiento del déficit, entre ellos el impacto que tendrá la venta de Novo Banco en las cuentas públicas.
Así se recoge en el informe de la CE sobre la cuarta misión de monitorización tras el rescate financiero, realizada en junio, en el que Bruselas reconoce que la ejecución presupuestaria hasta mayo apunta a que la meta de déficit será cumplida pero recuerda que todavía existen riesgos.
"Los riesgos negativos pueden materializarse a través de un deterioro de las perspectivas macroeconómicas, una mayor volatilidad e incertidumbre en los mercados financieros y también a través de las necesidades todavía por conocer de la recapitalización bancaria", señaló.
En ese sentido, señala que el impacto que tendrá la venta de Novo Banco, que todavía está en proceso, se conocerá "únicamente" cuando la operación sea realizada.
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"Un acuerdo sobre la venta reduciría la incertidumbre actual sobre los impactos para el sector bancario y la economía en general. Cualquier impacto financiero sobre el sector bancario podría ser allanado si se escalona en varios años", explicó.
Novo Banco fue creado tras la intervención del Banco Espírito Santo (BES) y recibió un crédito público de 3.900 millones de euros y otros 1.000 millones aportados por el resto de la banca lusa, por lo que cualquier venta por debajo de los 4.900 millones de euros generaría pérdidas y podría acabar afectando a las cuentas del Estado luso.
El informe de la CE también alerta sobre el impacto que podría tener en el déficit la recapitalización de la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD).
No obstante, el documento incorpora datos sólo hasta mediados de julio y no tiene en cuenta el acuerdo alcanzado en agosto entre la CE y el Gobierno portugués para capitalizar el banco con unos 4.600 millones de euros, operación que se realizará en condiciones de mercado y no será considerada una "ayuda pública".
El organismo avisa además de que el sector bancario presenta otros desafíos, como sus débiles beneficios, la baja eficiencia y el elevado volumen de crédito moroso.
Después de que la CE decidiera en julio no sancionar a Portugal por el déficit excesivo de 2015, Bruselas exige al Estado portugués que acabe este año con un déficit inferior al 2,5 % del PIB.
Con información de EFE