Cuando restan cuatro meses para que se cumplan los dos años de la guerra iniciada por Rusia en Ucrania, el temor de que Moscú intente quedarse con la victoria a través del uso de armas nucleares se mantiene latente.
El Político
Hace un día, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció la conclusión exitosa de un nuevo ensayo militar. Durante la prueba se testeó el Burevetsnik, un proyectil de tipo crucero que se lanza desde tierra.
El arma, cuyo desarrollo inició en 2018, puede cargar ojivas tradicionales, pero también puede ser acondicionado con ojivas nucleares. El dispositivo emplea, además, energía nuclear para propulsarse.
De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, el misil tiene un alcance de hasta 20.000 kilómetros, lo cual le permitiría ser disparado en Rusia y llegar, incluso, al territorio de Estados Unidos.
En 2020, el Centro Nacional de Inteligencia Aérea y Espacial de la Fuerza Aérea estadounidense aseguró que, de concretarse la construcción del Burevetsnik, Rusia dispondría de un “arma única, con capacidad de alcance intercontinental”.
La prueba del nuevo proyectil se concretó días después de que el Gobierno ruso confirmara la realización de otra simulación. Se trata de un mega ejercicio en el que se prepararía a la población para un posible ataque nuclear.
Desde Moscú no llegaron a precisar el número de personas que participarían en el ensayo. Su carácter masivo se filtró, sin embargo, a través de medios de comunicación que se encuentran asociados a los servicios de seguridad de Vladímir Putin.
En el simulacro, los participantes tendrían que desalojar cientos de hogares, con la premisa de que Rusia se encontraba bajo ley marcial, luego de que 70% de su territorio resultara afectado por un arma atómica.