Cali fue declarada zona de urgencia manifiesta por el alcalde Jorge Iván Ospina. Lo cual, permite conjurar en menor tiempo las posibles afectaciones que dejaron los actos vandálicos en medio de la protesta social.
El Político
Cali es la ciudad más golpeada en el marco de las movilizaciones inicias el 28 de abril. Se presentan actos de vandalismo y afectaciones económicas por bloqueos de vías. Como consecuencia, falla el transporte de alimentos, escasean los combustibles, entre otros productos de necesidad básica.
Por esta razón, el alcalde Jorge Iván Ospina declaró en la noche de este miércoles la urgencia manifiesta. Esta figura está contemplada en el Estatuto de Contratación de la Administración Pública (ley 80 de 1993).
La misma, permite atender situaciones excepcionales que afecten “el suministro de bienes o la prestación de servicios. También atiende, la ejecución de obras en el inmediato futuro”.
Protección para el Valle del Cauca
Cali, es la capital del Valle del Cauca. Ahora, por tres meses la declaración de urgencia manifiesta les permite a las entidades ordenadoras del gasto contratar de manera directa los elementos para superar la difícil situación. Esto quiere decir, que se relajan las normas de contratación que exigen licitación u otros métodos de selección que pueden llegar a tomar algún tiempo para pasar a un método abreviado en el que se hace a discreción del contratante.
No es una carta blanca para gastar
La declaración de urgencia manifiesta no implica una carta blanca para que se contrate con total discrecionalidad de las entidades, sino que esta debe estar justificada y tener relación directa “con la situación crítica que la motiva”.
Además, esta figura le permite a Ospina y a la administración municipal hacer los cambios en el presupuesto y la destinación de recursos que consideren necesarios para atender la emergencia.
Una figura riesgosa
El decreto firmado por el alcalde caleño también deja constancia que los contratos enmarcados con esta figura deben ser celebrados con “personas naturales o jurídicas de naturaleza pública o privada, entidades sin ánimo de lucro, que cuenten con la idoneidad y experiencia requerida”.
A pesar de esto, es una figura riesgosa ya que se salta varios de los mecanismos creados para evitar actos de corrupción en la contratación. Es por esta razón que los contratos celebrados bajo este modelo pasarán a control fiscal directo.
Las noches se volvieron pesadilla en Cali
La violencia de las protestas contra el gobierno colombiano estalló en esta ciudad donde convergen los males de un país sumido en seis décadas de guerra.
En la llamada "capital del posconflicto", el acuerdo de paz firmado con la guerrilla FARC en 2016 no trajo la calma esperada.
Desde que comenzaron el 28 de abril, las manifestaciones contra el presidente Iván Duque se tornaron en revueltas en la urbe, duramente reprimidas por la fuerza pública, y la situación empeoró cuando cayó el sol el 3 de mayo.
Acciones programadas
Los primeros actos de vandalismo se vieron en Cali desde el primer día. La estatua del "fundador" de la ciudad cayó derribada por grupos de manifestantes.
Las marchas fueron pacíficas sólo un rato,grupos organizados se encargaron de encender la ciudad, así consta en los cientos de videos y fotografía que circulan en las redes sociales.
32 muertos en Cali
Escenas de terror sacudieron la capital del Valle del Cauca, con 2,2 millones de habitantes, y el municipio aledaño de Palmira. Las revueltas dejaron 32 muertos en Cali, "siete relacionados con las marchas", según la alcaldía.
La ciudad recibió una migración campesina y pobre en medio del conflicto armado, que no logró integrar del todo y eso provoca "demasiada desigualdad", describe Edgar Barrios, rector de la Universidad del Valle.
Atrapados por la pandemia
La situación se agravó por la crisis económica desatada por la pandemia, que afectó la industria, el comercio y la agricultura de esta ciudad del suroeste del país, donde la violencia repunta tras el acuerdo de paz.
En Cali se juntaron descontento social, pobreza, "economía ilegal de narcotráfico" y "distintas formas de criminalidad" que se arraigan en barrios deprimidos, añade el académico.
Un joven muerto que no iba al "alboroto"
A los bloqueos de vías, que provocan desabastecimiento de gasolina y medicamentos en plena pandemia, el gobierno respondió con la militarización de la ciudad. Por eso, el alcalde declaró Urgencia manifiesta.
Kevin Agudelo, de 22 años, asistió el lunes a una protesta con velas en Siloé, un barrio marginal de Cali. Su madre recuerda que le prometió no acercarse al "alboroto".
"Pero decía que iba a marchar por el bienestar de Colombia", añade entre sollozos Ángela Jiménez. Fue la última vez que lo vio con vida.
Abusos policiales
Según 12 testimonios recabados por la AFP, policías antidisturbios y fuerzas especiales arremetieron contra la protesta pacífica sin ninguna concesión.
Agudelo cayó junto con dos personas, todas baleadas según se aprecia en fotos y videos.
"Nos tuvimos que esconder porque estábamos todos asustados (…) todo el mundo corría", relata uno de los asistentes al evento que pidió no revelar su identidad.
Las muertes se están investigando.
La ONU se dijo "profundamente alarmada" por los excesos de la fuerza pública en Cali, cuando "la policía abrió fuego contra manifestantes (…), matando e hiriendo a varias personas".
La misma noche, Daniela León quedó atrapada en medio de choques entre la fuerza pública y manifestantes que intentaban tomarse un peaje en Palmira.
"La confrontación se da en el momento en que ya se está a unos 500 metros del peaje, y ya sale todo el escuadrón antidisturbio y ellos empezaron a atacar", describe la activista de la red Francisco Isaías Fuentes.
Alrededor de 17 personas que huyeron entre las plantas de caña de azúcar siguen desaparecidas, según sus cifras que coinciden con las oficiales.
Para León, además de presuntos disparos del ejército y denuncias de abusos sexuales, lo más grave fue su "modus operandi": atacar de noche "para generar pánico".
Los policías también son blanco de la violencia
En Cali, la pobreza alcanza al 36,3% de la población y la tasa de homicidios es de 43,2 muertos por 100.000 habitantes, contra los 23,79 en el país.
En los barrios marginales, las bandas armadas conocidas como combos atacaron a la fuerza pública, dejando 176 uniformados heridos, 10 por arma de fuego, según autoridades.
El patrullero Luis Guerra, del escuadrón andisturbios, casi pierde el pie por el estallido de una artefacto explosivo el 28 de abril. Estuvo hospitalizado y le quedaron secuelas.
Estaciones de policía y un hotel donde se hospedaban uniformados también fueron atacados a disparos, según la versión oficial.
Para Carlos Alfonso Velásquez, coronel retirado y analista de la Universidad de la Sabana, puede haber infiltrados de grupos "dispuestos a la rebeldía" en las protestas, personas que buscan "dar la imagen que se salió el asunto de control".
Pero un policía debe "hacer de tripas corazón". "Esos escudos que tienen y esos cascos son para protegerlos también de balas", sentencia.
Migrantes venezolanos atrapados en Cali
Migrantes venezolanos que se dirigían a Perú denuncian que se encuentran atrapados en Cali, en el Valle del Cauca, Colombia.
Los afectados difundieron videos en redes sociales donde denuncian la situación y solicitan ayuda para que les permitan continuar el recorrido.
«Somos un grupo de venezolanos en siete autobuses. Venimos desde Venezuela. Desconocíamos la tranca por el paro», dijo una de las afectadas.
Precisó que las autoridades dispuestas en las vías les impidieron seguir la ruta y les informaron que debían regresar a su país natal. Sin embargo, continúan impedidos de movilizarse.
Necesitan alimentos
«Hemos encontrado cualquier cantidad de barricadas en las vías. Aquí hay mujeres embarazadas. Necesitamos alimentos. Ya no tenemos cómo alimentarnos, ni tenemos cómo dormir», expresó.
Añadió que en el camino les partieron los vidrios a los autobuses y sufrieron acciones de amedrentamiento.
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