La Casa Blanca denunció el martes con firmeza un ataque químico en el noroeste de Siria, endureciendo súbitamente el tono con relación al presidente Bashar al Asad, a quien responsabilizó por ese "acto odioso".
Redacción El Político
La condena marca un punto de inflexión en las posiciones adoptadas recientemente por el gobierno de Donald Trump, que parecía aceptar la "realidad política" en Siria.
Sin embargo, también parece poner al descubierto las dudas de la Casa Blanca con relación a un conflicto que ha provocado unos 320.000 muertos en seis años.
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En una nota oficial, Trump afirmó que "el ataque químico perpetrado en Siria contra personas inocentes, incluyendo mujeres y niños, es reprensible y no puede ser ignorado por el mundo civilizado" y acusó directamente a al Asad.
Por su parte, el secretario de Estado, Rex Tillerson, urgió a Rusia e Irán a ejercer su influencia sobre al Asad para evitar que ocurran nuevos ataques con uso de armas químicas.
"Llamamos a Rusia y a Irán, una vez más, a ejercer su influencia sobre el régimen sirio y que garanticen que este tipo de horrorosos ataques no ocurra nuevamente", expresó.
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"Como autoproclamados garantes por el cese de hostilidades negociado en Astana, Rusia e Irán también tienen responsabilidad moral por las muertes" ocurridas en el ataque químico, añadió.
Hace pocos días, Tillerson había afirmado que la suerte de al Asad debía ser decidida por "el pueblo sirio", en una posición que se aproximaba de la posición defendida por Rusia en el conflicto.