Dividir para vencer, o reagrupar para ganar son las dos estrategias, pues las elecciones generales del 10 de noviembre se presentan con divisiones dentro del bloque de la derecha y de la izquierda ante tanta oferta electoral en esta nueva ocasión de ejercer el derecho a voto.
El POLÍTICO
Partidos tradicionales y partidos clásicos se disputan el voto de un margen al otro del espectro político: la izquierda radical de Unidas Podemos, la socialdemocracia del PSOE, el liberalismo de Ciudadanos, el liberal-conservador Partido Popular y la derecha de Vox.
Cinco opciones principales con soluciones diferentes a los problemas de los españoles.Ahora se añade el partido impulsado por Íñigo Errejón, antiguo dirigente de Podemos, a la espera de que concrete sus propuestas
La consolidación de los nuevos partidos ha generado mayor debate entre los votantes. Y mayor confusión. Según las encuestadoras españolas, casi la mitad de los votantes de la formación de Albert Rivera no saben si repetirán su voto
Con la disolución lunes 23 de las Cortes y la convocatoria electoral para el día 10 de noviembre, todo vuelva a empezar, y ya en el Congreso se especula con victorias y derrotas; con quién mejorará su resultado, quién se desinflará.
El PSOE llamará a la movilización con el lema de que les "han arrebatado" el gobierno sin que existiera una alternativa real. No darán tregua a Unidas Podemos y culparán del fracaso de las negociaciones para formar un nuevo ejecutivo a la intransigencia de Pablo Iglesias. Por sus altas pretensiones, por su rechazo a la coalición cuando se le ofreció.
Los socialistas salen "a ampliar su apoyo" el 10-N. Por su izquierda, con quienes no han entendido el empeño de Iglesias de entrar en el Gobierno. Pero por ese flanco ya han ganado casi todo lo posible, por eso, su ataque en ese flanco está orientado en resultar más apetecibles por su derecha. Apelarán al voto "del sentido común, la moderación, a la necesidad de estabilidad y gobernabilidad", e irán a por los desencantados con Albert Rivera.
Y a por ellos se lanzará también el PP. Los populares entienden que en una repetición electoral les beneficia el voto útil y su propuesta de reunificación del centro derecha bajo la marca España Suma. Y ellos, además, no han flirteado a última hora con una posible abstención a la investidura de Sánchez. Se reivindican como el PP, serio, previsible.
Una cacería implacable
El PSOE pretende convencer a los votantes de centro de Ciudadanos, los que recelan del giro a la derecha, los que no escucharon en la campaña que Rivera nunca facilitaría un gobierno de Pedro Sánchez o no quisieron creerlo.
El factor económico ha afectado sin duda a Pedro Sánchez a la hora de negociar con Unidas Podemos y en su insistencia en pedir un socio fiable. Así como en su previsión de que eran mejor unas elecciones ahora mismo que dentro de seis meses, con un panorama más complicado.
Menos Ciudadanos
La marcha de dirigentes como Toni Roldán y Francisco de la Torre, tiene su reflejo en los sondeos. Según las encuestas, casi la mitad de los votantes de Ciudadanos no sabe si volverá a respaldarlo.
Alrededor de dos millones de votos indecisos. Un 45% de su electorado. Esas son las cuentas de los dos grandes partidos. Hasta Ciudadanos admite que 35% de sus votos, más de un millón y medio no se decantará hasta la última semana.
Los socialistas piensan que a Rivera no le ha resultado el movimiento "electoralista" de las últimas horas hacia la abstención porque, opinan, no cala lo suficiente para convencer al votante moderado. Y que no será creíble que defienda ahora que él trató de sacar a España del bloqueo. En esa tesis sujetan que no podrá recuperar el electorado de centro.
El PSOE prosigue su alejamiento del partido Izquierda Republicana de Cataluña, y refuerza también parte de la actitud combativa con Podemos. Fuentes del partido sostiene que el mensaje de que no han cedido a las pretensiones de Iglesias aunque haya supuesto que no haya Gobierno, les sirve para armar de razones a su electorado tradicional pero también para seducir al de Ciudadanos.
Y un último argumento vale a los socialistas para combatir tanto a Iglesias como a Rivera: "Los nuevos partidos no han traído nada distinto" y "mucha gente empieza a relacionar fragmentación con inestabilidad y bloqueo". Tanto PP como PSOE apuntan a un "refuerzo" el 10-N de los partidos tradicionales, a una revalorización de lo que denominan la "masa madre".
La campaña del PP
El PP no era partidario de la repetición electoral pero ante los hechos consumados y a tenor de las encuestas, se decanta por el optimismo: "Ahora todo puede ir a mejor", aseguran, y están convencidos de que el electorado de centroderecha basculará hacia el voto útil. De ahí que hayan puesto el foco en recuperar los votantes que se fueron a Ciudadanos en abril. La mitad de los indecisos del electorado de Ciudadanos es susceptible de "volver a la casa madre", opinan en el PP.
Por eso el PP va a insistir constantemente en la idea de la confluencia electoral con Ciudadanos, bajo la marca España Suma. En su reunión con Rivera en la noche del lunes, Casado ya sacó el tema. Y vio a Rivera "algo más dialogante", según las mismas fuentes. Aunque Cs rechaza por completo la coalición, los populares tienen esperanzas en que pueda producirse en el Senado. Por eso tratarán de abrir una negociación formal con los dirigentes naranjas.
En el PP quieren redoblar su apuesta por la economía, como contrapunto a Ciudadanos, que no tiene apenas experiencia de gestión. En los albores de una nueva crisis, los populares quieren rearmarse en el flanco económico, y para ello celebrarán una convención en las próximas semanas. En este punto y en su respuesta ante el Brexit, el PP considera que puede arañarle mucho electorado a Ciudadanos, por su mayor "perfil institucional".
Los populares creen que le llevan la delantera a Ciudadanos porque han demostrado ser "la única alternativa" a Sánchez, y el único partido que no ha coquetead" con darle apoyo.
Pablo Casado, presidente del PP, ha planeado "no entrar a la refriega con Rivera ni con Vox", pero quiere pescar en ambos caladeros. Intentará desplazar a Ciudadanos hacia el centroizquierda. "Hay otro millón de votantes que dudan PSOE-Ciudadanos y podrían oscilar", aseguran.
Los cambios en las elecciones españolas
Hay nuevos factores en estas votaciones como la participación nacional del partido de Errejón, la sentencia del 1-O, las secuelas de las negociaciones y la economía.
España se prepara para otras elecciones en un contexto político que ha cambiado de forma considerable sólo cinco meses después de las primeras votaciones realizadas el 28 de abril de este año. Nuevos elementos y amenazas asoman detrás de la esquina, al tiempo que otros han disminuido.
El efecto Orrejón
Ahora que el partido Mas Madrid, de Íñigo Errejón, ha decidido dar el salto a la política nacional, (todavía sin especificar en cuáles lugares se presentará), hay que ponderar los efectos que, desde luego, tendría en los resultados. Con un cartel más moderado y dialogante que Pablo Iglesias y sin cargar en la mochila con la frustración por las negociaciones fallidas, el líder de Más Madrid tiene una oportunidad para abrirse un hueco en un momento de desafección y enfado.
Su perfil le lleva a cazar votos en el PSOE y Podemos y, muy posiblemente, en la abstención. Lo que en un momento como el actual puede provocar que su irrupción sirva para optimizar las opciones de la izquierda en Madrid o bien que las perjudique al dividir aún más el voto.
La crisis económica como bandera
El riesgo de una nueva crisis económica es ahora más evidente y el empuje del partido de derecha Vox parece haberse frenado. La sentencia del procés agitará a todos a mediados de octubre, puede haber nuevos actores que concurran a los comicios y la actuación de los partidos en este tiempo ha cambiado con seguridad la percepción que muchos electores tienen de ellos.
Opinión de los especialistas
Para José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, el riesgo de crisis económica cuando todavía se sufren muchos efectos de la debacle de 2008 es el factor diferencial más importante con respecto a las elecciones anteriores.
VOX en abril
Las grandes expectativas electorales del partido VOX, dirigido por Santiago Abascal, fueron uno de los grandes asuntos de abril, cuando parecía que iba a irrumpir con una fuerza arrolladora. Pedro Sánchez jugó con esas perspectivas alentando el miedo a la ultraderecha y llamando a pararla aglutinando el voto en el PSOE. Hubo hasta campañas virales en las redes sociales sin una adscripción partidista fomentando la movilización para frenar el avance de Vox.
Posibilidades de abstención
El profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia Juan Rodríguez Teruel señala que estas elecciones se caracterizarán por la caza de los votantes moderados, en una disputa por el centro.
—Eso significa que se va a operar bajo la lógica del “atrápalo todo” y de la búsqueda de lo “genérico”, y explica que estos dos elementos provocaron en su momento una desafección en la ciudadanía al no percibir diferencias entre los partidos y al creer que sólo se movían por táctica.
—Es una paradoja porque puede ser que alimente la desafección y la incomprensión de los votantes en un momento de cansancio por el bloqueo político.
Pero Rodríguez Teruel no tiene claro si la consecuencia será una abstención considerable pese al fuerte enfado por el fracaso en la formación de un nuevo Gobierno, aunque si estima una disminución de la participación, y más en la izquierda, pero subraya que la existencia del multipartidismo y de diferentes alternativas provoca una mayor movilización en la lógica de bloques para evitar que gane el contrario.
La sentencia del 1-O es determinante
Previsiblemente en octubre, a un mes de las elecciones, se conocerá la sentencia del llamado 1-O que habilitará o inhabilitará a posibles participantes en estas votaciones.
Para el analista político Enrique Cocero esta sentencia capitalizará la campaña y la monopolizará en la recta final, ya que el asunto de la culpabilidad por la investidura fallida y otros temas como los impuestos son en los que los votantes tienen una idea más consolidada y poco susceptible a los cambios.
Las elecciones autonómicas, municipales y europeas en mayo dibujaron un nuevo mapa político por todo el país y consolidó una tendencia: los pactos PP-Cs-Vox por un lado, y los acuerdos PSOE-Podemos-nacionalistas-independentistas, por otro. Algunos de fuerte polémica, como el sellado por el PSOE en Navarra.
Para Rodríguez Teruel, la influencia de los pactos autonómicos en las elecciones generales dependerá de cada región, y enfatiza que hay un precedente: el acuerdo de PP-Cs con apoyo externo de Vox en Andalucía sirvió en abril de revulsivo para movilizar a los electores de izquierdas y no a los de derechas.
Por eso, considera que los pactos pueden tener una notable influencia en aquellos lugares donde la disputa entre bloques es más cerrada y en otros donde se han mantenido los gobiernos pero con un nuevo esquema de pactos (Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, etc.). Indica que la influencia de los pactos autonómicos también es a posteriori, pues todo indica que PP y Cs intentarán reeditar lo que han ensayado a escala regional.
Con información de El Mundo