Cientos de personas se congregaron este jueves en el norte de Estados Unidos para asistir al funeral de Otto Warmbier, el estudiante estadounidense que fue repatriado la semana pasada en estado de coma tras permanecer 18 meses detenido en Corea del Norte.
Unas 2.500 personas asistieron a la ceremonia, que se celebró en el antiguo colegio secundario del estudiante, fallecido el lunes a los 22 años. Al sonido de la gaita, los allegados llevaron el ataúd hasta el coche fúnebre, que lo trasladó a un cementerio de su ciudad natal Cincinnati, en Ohio, donde fue enterrado.
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Condenado en 2016 por la justicia norcoreana a 15 años de trabajos forzados por el robo de un cartel de propaganda de Pyongjang, Otto Warmbier había sido repatriado el 13 de junio con lesiones cerebrales resultantes de un paro cardiorrespiratorio, según los médicos que le recibieron en Cincinnati.
Su muerte ha acentuado las tensiones, ya fuertes, entre Washington y Pyongyang, con la carrera armamentística de fondo.
Donald Trump denunció a Corea del Norte como un "régimen brutal", y dijo estar determinado a "impedir que inocentes sufran tragedias como ésta".
Tras una reunión en Washington de altos funcionarios de Estados Unidos y China, aliada de Pyongyang en el Consejo de Seguridad, el jefe del Pentágono Jim Mattis rindió homenaje al joven, estimando que su muerte "sobrepasa el entendimiento", y destacando la "frustración del pueblo estadounidense respecto a un régimen que provoca, provoca y provoca".
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Dirigiéndose a los periodistas antes del funeral, el senador de Ohio, Rob Portman, denunció las condiciones "espantosas" de detención de Otto Warmbier en Corea del Norte". "Nunca tendría que haber sido detenido", dijo y advirtió que "los norcoreanos tienen que rendir cuentas".
AFP