Días después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala en Ucrania en febrero de 2022, Occidente impuso duras sanciones a Moscú, que afectaron a políticos y oligarcas, congelaron las reservas de divisas, restringieron el acceso a la tecnología occidental y aislaron a los bancos rusos del sistema internacional de mensajería de pagos Swift.
El Político
En un primer momento, el rublo cayó en picado y la economía rusa se contrajo un 1,2% en 2022. El año pasado, sin embargo, el crecimiento de Rusia superó al de Estados Unidos y Europa, con un 3,6%. Y el país se encamina hacia otro año fuerte en 2024.
Gran parte de ese crecimiento va de la mano del comercio con China, que ha actuado como contrapeso de Occidente. A pesar de las presiones de Estados Unidos y la Unión Europea, ambos países han estrechado su alianza desde el inicio de la guerra.
Presidente de Rusia prepara su tercera visita a Pekín
El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene previsto visitar Pekín esta semana para estrechar aún más las relaciones con su homólogo chino Xi Jinping, en lo que sería su tercera tercera visita en poco más de dos años.
"Para Rusia, asediada por las sanciones y el aislamiento mundial, China es un salvavidas clave para su economía de guerra", señala a DW Philipp Ivanov, fundador y asesor principal de la consultora Geopolitical Risks + Strategy Practice. "China es el principal destino del comercio energético ruso y el mayor proveedor de equipos y tecnologías críticas a las que Rusia ya no puede acceder en Occidente", agrega.
A medida que las marcas europeas y estadounidenses abandonaban el mercado ruso para evitar las sanciones internacionales, Moscú incrementó las compras de productos chinos, desde automóviles hasta teléfonos inteligentes. El aumento de las importaciones contribuyó a que el comercio bilateral alcanzara los 240.100 millones de dólares (223.000 millones de euros) el año pasado, según datos de las aduanas chinas, lo que supone un incremento de más de una cuarta parte respecto al año anterior.
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