No se ha hecho esperar la respuesta de China a la retirada por parte de Estados Unidos del estatus económico especial que concedía a Hong Kong por la recientemente impuesta Ley de Seguridad Nacional.
El Político
Apenas unas horas después de que el presidente Trump anunciara que había firmado el acta que ponía fin a los privilegios comerciales de la antigua colonia británica, Pekín amenazaba este miércoles con sanciones.
«El Gobierno chino se opone decididamente y lo condena. Para proteger sus legítimos intereses, China tomará las acciones necesarias para imponer sanciones a las correspondientes instituciones e individuos de EE.UU.», reza un comunicado del Ministerio de Exteriores, según informa el periódico «South China Morning Post». Pero no especifica cuáles serán, al igual que hizo en los días anteriores con las anunciadas sanciones contra políticos estadounidenses por denunciar la represión en Xinjiang y contra la empresa Lockheed Martin por sus ventas de armas a Taiwán.
El Acta sobre la Autonomía
Agitada por el impacto del coronavirus, se ha exacerbado la «Nueva Guerra Fría» que enfrenta a Washington y Pekín, que prácticamente cada día se lanzan una nueva andanada de medidas y contramedidas. A sus tradicionales disputas comerciales y tecnológicas, que tienen al gigante de las telecomunicaciones Huawei en el punto de mira, se suman ahora Hong Kong y las reclamaciones territoriales de Pekín en el Mar del Sur de China, que la Casa Blanca considera «ilegales».
Aprobada unánimemente por el Congreso, y firmada por Trump el martes, el Acta sobre la Autonomía de Hong Kong acaba con el estatus diferenciado que EE.UU. otorgaba a este antiguo enclave británico y lo equipara al autoritario régimen de Pekín. «Sin privilegios, sin tratamiento económico especial y sin exportación de tecnologías sensibles», anunció Trump, quien destacó que dicha Acta le dota de «nuevas y poderosas herramientas para responsabilizar a los individuos y entidades implicados en la extinción de las libertades de Hong Kong».
Así se refiere a la Ley de Seguridad Nacional que el autoritario régimen de Pekín le ha impuesto a la ciudad sin pasar por su Parlamento autónomo y sin publicar su contenido hasta su promulgación. Con dicha legislación, que pena hasta con cadena perpetua la secesión, la subversión, el terrorismo y las injerencias extranjeras, China pretende aplastar la violenta revuelta que lleva un año reclamando democracia. Debido a la imprecisión y amplitud de sus artículos, criticadas por la propia ONU, EE.UU. y otros países temen que reprimirá las libertades que tenía Hong Kong, mayores hasta ahora que en el resto de China. Además, acusan a Pekín de haber violado el acuerdo de devolución suscrito con el Reino Unido, que prometía que los principios de «Un país, dos sistemas» y «Alto grado de autonomía» estarían vigentes al menos hasta 2047.
Pasaportes sin trato preferencial
Gracias a dicho estatus especial, Hong Kong ha podido seguir siendo una de las capitales financieras y comerciales del mundo. A partir de ahora, sufrirá las mismas restricciones y aranceles que EE.UU. impone a China. Aunque se trata de un castigo al régimen del Partido Comunista porque por esta ciudad entra el 70 por ciento de la inversión extranjera en China, también dañará la economía y la vida de Hong Kong.
Para empezar, los pasaportes hongkoneses perderán su trato preferencial a la hora de viajar a EE.UU. y Washington cancelará el tratado de extradición que ambas partes tenían. Las restricciones se aplicarán también a la colaboración con la Policía de Hong Kong y, en el plano comercial, ciertas exportaciones de tecnología sensible quedarán vetadas. También se interrumpirá la cooperación cultural y científica, destacando el fin del programa de becas Fulbright y otros acuerdos entre instituciones de ambas partes, recoge el «SCMP». Hong Kong, que hasta ahora era una de las ciudades más libres, abiertas y únicas de Asia, quedará así algo más aislada y se parecerá un poco más a China.
Fuente: ABC