Han pasado más de 24 horas y en las calles de Colombo, capital de Sri Lanka, las sirenas se confunden con los quejidos, destrozos y muestras de dolor, luego del sangriento Domingo de Pascua, en el que varios kamikazes mataron a 290 personas haciéndose estallar en iglesias católicas que celebraban la misa de Resurrección y hoteles de lujo.
El Político
Los atentados, que dejaron además más de 500 heridos, provocaron una ola mundial de emoción e indignación. De hecho Sri Lanka no había conocido tanta violencia desde que terminó la guerra civil, hace 10 años.
La información de la agencia AFP, reproducida en el diario peruano El Comercio, afirma que todavía ningún grupo ha reivindicado por el momento esta serie de atentados ocurridos en pocas horas en varios puntos de la turística isla del sudeste asiático.
El presidente Maithripala Sirisena, que se encontraba en el extranjero, volvió este lunes a Colombo, para dirigir una reunión del consejo de seguridad, indicaron sus servicios.
Las autoridades anunciaron por el momento la detención de 24 personas, sobre las cuales no se dio ningún detalle, y decretaron por segundo día consecutivo un toque de queda nocturno.
Dilip Fernando, un católico de Negombo, ciudad situada a unos 30 km al norte de Colombo, la capital, estaba delante de la iglesia San Sebastián, a la cual el domingo no entró porque estaba repleta, salvándose por poco de la matanza provocada por un atentado suicida.
"Si esta mañana la iglesia estuviera abierta habría entrado. No tenemos miedo. No dejaremos ganar a los terroristas. ¡Nunca! Seguiré yendo a la iglesia", declaró Dilip Fernando a la AFP.
A las 06:00 locales, hora en que se levantó el toque de queda, la gente comenzó a salir de sus hogares para ir al trabajo y las calles se llenaron de automóviles, motos o tuk-tuk, los típicos triciclos motorizados del sudeste asiático.
La fachada de la iglesia San Antonio también fue afectada durante el ataque. (EFE).
El domingo por la mañana se registraron seis explosiones en un corto lapso y por la tarde dos más.
"Torrente de sangre"
"Fue un torrente de sangre", dijo N. A. Sumanapala, un comerciante al lado de la Iglesia de San Antonio en la capital de Colombo, atacada por la mañana. "Corrí adentro para ayudar. Me encontré al sacerdote que salía, cubierto de sangre".
En un video filmado en una de las iglesias atacadas se veían numerosos cuerpos descuartizados por el suelo, lleno de escombros y de sangre. La explosión fue tan fuerte que provocó el desprendimiento de parte del techo.
Sri Lanka es un destino turístico muy apreciado por sus playas idílicas y su naturaleza salvaje, por lo cual numerosos extranjeros figuran entre las víctimas de los atentados.
La cantidad exacta de extranjeros muertos "es difícil de determinar. Unos 37 murieron, de los cuales 11 ya fueron identificados. Algunos de los cuerpos están mutilados y es complicado identificarlos", dijo a la AFP un alto funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores.
Entre los extranjeros figuran indios, portugueses, turcos, británicos y estadounidenses.
El domingo por la noche, una bomba de fabricación casera fue descubierta y desactivada en la carretera que lleva al aeropuerto de Colombo, fuertemente custodiado.
Recuerdos dolorosos
En Colombo, tres hoteles de lujo ubicados en la costanera, el Cinnamon Grand Hotel, el Shangri La y el Kingsbury, y la iglesia de San Antonio fueron atacados el domingo casi simultáneamente a partir de las 08:30-09:00 locales (03:00-03:30 GMT).
(EFE).
También estallaron bombas en la iglesia San Sebastián de Negombo y en otra de la ciudad de Batticaloa, situada en la costa orienta de la isla.
Unas horas después se produjeron dos nuevas explosiones, la primera en el hotel Dehiwala, en un suburbio de Colombo, y la segunda en Orugodawatta, en el norte de la capital, donde un kamikaze se hizo estallar durante una operación policial.
"Era un torrente de sangre", dijo N. A. Sumanapala, un comerciante vecino de la iglesia San Antonio de Colombo.
(EFE).
"Corrí al interior para ayudar. El cura salió cubierto de sangre", contó.
Un video filmado en una de las iglesias atacadas mostraba numerosos cuerpos en el suelo cubierto de escombros y de sangre y las paredes salpicadas de astillas.
La potencia de la explosión perforó partes del techo, dejando entrever el cielo.
El papa Francisco expresó su "tristeza" ante estos "graves atentados".
AFP.
Por su parte, el arzobispo de Colombo exhortó a las autoridades a "castigar sin piedad" a los responsables.
Desde el Vaticano a Estados Unidos, pasando por India, el mundo condenó unánimemente los atentados
Las escenas de la matanza del domingo de Pascua reavivaron los recuerdos traumáticos de la guerra civil que Sri Lanka sufrió durante décadas, estimó Shanta Prasad, recepcionista en el servicio de primeros auxilios del Hospital Nacional de Colombo.
"Transporté unos ocho niños heridos el domingo. Había dos niñas de seis y ocho años, la misma edad que mis hijas. Sus vestimentas estaban rasgadas y manchadas de sangre. Es insoportable ver de nuevo ese tipo de violencia", dijo.
Unos 1,2 millones de católicos viven en Sri Lanka, un país de 21 millón de habitantes, en el cual los cristianos representan alrededor del 7% de la población, mayoritariamente budista (70%). El país cuenta también con 12% de hinduistas y 10% de musulmanes.