Albert Rivera le pedirá a Mariano Rajoy una profunda reforma del impuesto de sociedades y una rebaja del IVA cultural si el PP acepta las seis condiciones que le plantea Ciudadanos para abrir negociaciones con vistas a firmar un pacto de investidura. El equipo económico de la formación cree que hay que recaudar más con el tributo que grava a las empresas y critica la reforma acometida por el Ministerio de Hacienda, que dirige Cristóbal Montoro. Por su parte, el PP ya se mostraba abierto a negociar el programa económico del próximo Ejecutivo en la oferta que envió al PSOE y a Ciudadanos.
“En el impuesto de sociedades hay un agujero”, resume José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos, en conversación con EL PAÍS. “Creemos que hay que subsanar la diferencia entre los tipos que acaban pagando las empresas y el nominal. Es una de las bolsas que permitirían mejorar los ingresos. Es la gran reforma que planteamos”, argumenta el número dos de Rivera, que cree que se podría aumentar la recaudación del tributo en 4.500 millones al año suprimiendo deducciones. “Tenemos una propuesta de simplificación del IRPF, pero no se puede hacer al día de hoy para cumplir con el déficit que nos marca Europa. También puede estar también sobre la mesa el IVA cultural [que quieren bajar del 21% al 10%], si hay hueco. Lo vamos a plantear”.
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Rivera no negociará con Rajoy hasta que se conozca la fecha del debate de investidura y el PP acepte sus seis condiciones previas de lucha contra la corrupción y por la regeneración democrática. Sin embargo, Ciudadanos ya ha empezado a ordenar sus prioridades. El equipo económico de la formación considera primordial reformar el impuesto de sociedades “de inmediato”, bien vía un decreto ley en 2016 o a través de un cambio legislativo en 2017.
Bajo nivel de recaudación
“Es un tema previo a cualquier otra cuestión. Lo condiciona todo”, asegura una fuente del equipo económico del partido. “Para cumplir con los objetivos de este año, y que el recorte del déficit del siguiente sea asumible, hay que empezar por ahí”, sigue. “Si tienes una sangría, lo primero es hacer un torniquete, y luego ya hablamos”, añade. “Si el año pasado teníamos un impuesto que recaudaba 21.000 millones y las empresas tenían menos beneficios que ahora, tampoco parece imposible volver a un tipo similar”.
Con información de El País