A un año para las elecciones presidenciales de Colombia el panorama político del país se agitó, concluye el plazo para que renuncien altos funcionarios a fin de no inhabilitarse para posibles candidaturas de cara a unos comicios a los que el uribismo acude con ligera ventaja.
El plazo para que los ministros y otros cargos públicos renuncien y puedan aspirar a ser candidatos en las elecciones de 2018 vence, merced a la última reforma legal que elimina también la reelección.
Esa figura se instauró en Colombia en 2004, cuando el entonces presidente Álvaro Uribe promovió una polémica enmienda a la Constitución aprobada gracias al voto de dos tránsfugas que terminaron en prisión.
La baraja de aspirantes a reemplazar al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, la componen más de una docena de nombres para unos comicios que suponen la entrada al escenario de las FARC.
La más reciente renuncia fue la del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien dejó el cargo pensando en las elecciones de 2018.
Cristo, del Partido Liberal, no ha dicho si buscará la primera magistratura, pero se da por descontado que eso ocurra.
En esa misma línea está la renuncia del embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, del Partido de La U.
El primero que renunció de cara a las elecciones de 2018 fue el entonces vicepresidente Germán Vargas Lleras, del partido Cambio Radical, cuya fuerza política radica en la región de la costa caribe.
El político, de 55 años, dejó su cargo a mediados de marzo y desde entonces ha permanecido en silencio.