Aún está en un terreno muy turbio el esclarecimiento del asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise. Y ya se tejen todo tipo de teorías y complicidades sobre el origen del plan urdido para ejecutarlo.
Beatriz de Majo / El Político
Una empresa de seguridad establecida en Miami y encabezada por un venezolano habría sido el instrumento utilizado por los cerebros del magnicidio. Los pasos que se han dado hasta el presente por los órganos de seguridad de Haití ,junto con una comisión puesta a su disposición por los Estados Unidos, apuntan ya hacia tesis concretas.
El responsable más notorio sería el doctor Christian Emmanuel Sanon. Médico haitiano residente en Estados Unidos con interés, aún no comprobado, en suceder al mandatario.
Un sórdido rompecabezas se está armando. Ya se ha emprendido, por parte del país caribeño, la custodia policial y los arrestos de quienes estuvieran eventualmente implicados en el acto.
La empresa CTU Security habría contratado a un contingente de mercenarios a quienes se les habría confiado una tarea, aún sin detallar, que comprendía la eliminación del Jefe del Estado. Algunos de ellos aseguran haber ido a la capital haitiana sin tener una idea precisa de la tarea encomendada. El financiamiento podría haber venido de miembros de la oligarquía de la isla.
Colombia…respuesta contundente
El gobierno de Colombia dio un primer paso dio en el sentido correcto. No vaciló en ofrecer su concurso para determinar los móviles de tal desaguisado.
La razón es simple: un grupo numeroso de mercenarios de nacionalidad colombiana habían sido empleados por quienes planearon el atentado y perpetraron su muerte.
Como la cuerda siempre se rompe por su lado más débil, las autoridades del país vecino ofrecieron su apoyo al proceso iniciado en Haití por los órganos de seguridad locales. De manera de dejar claro que la participación de algunos de sus nacionales en actividades delictivas, como la que nos ocupa, en nada atañe a la jerarquía militar colombiana. Ni mucho menos a las autoridades nacionales.
Colombia: fuente de mercenarios
No deja de ser cierto, sin embargo que Colombia es una fuente socorrida para el reclutamiento de expertos de guerra.
De ello dan cuenta Irak, Yemen y Afganistán, países en los que actúan ciudadanos neogranadinos debidamente entrenados para la guerra de guerrillas. Los motivos para incluirse en la nómina de estas agencias internacionales de seguridad son únicamente pecuniarias.
Así lo describe una investigación del medio español La Razón:
“A partir de 2005, muchos militares que recibieron entrenamiento de Estados Unidos por cuenta del Plan Colombia empezaron a pedir la baja. Poco después se haría público que muchos de ellos estaban viajando hacia Oriente Medio a trabajar. Contratados por empresas de seguridad de los EE UU, para cumplir tareas de vigilancia y escolta en países como los Emiratos Árabes Únidos…Con salarios superiores a los 5.000 dólares mensuales (superior hasta tres o cuatro veces al que recibe un suboficial con dos décadas en servicio). Para muchos militares colombianos esa es una oportunidad dorada”.
Sin duda que pocos países cuentan como Colombia después de 50 años de guerra interna, con un contingente humano tan numeroso entrenado en la teoría y en la práctica en técnicas de combate. Muchos de ellos son antiguos militares formados por las fuerzas armadas de los Estados Unidos para el enfrentamiento armado contra los alzados en armas.
Sobra personal entrenado
Pero no es un secreto que también los desmovilizados colombianos de grupos guerrilleros y los integrantes de grupos paramilitares, se transforman en una atractiva mano de obra para estas empresas que se ocupan de proyectos tanto legales como al margen de la ley.
Así las cosas, Haití se debate dentro de una crisis política y social mientras la investigación sobre el asalto a la casa presidencial avanza. Por su parte, Colombia se lava la cara frente a cualquier intento de inculpación.
Entre tanto 23 personas están bajo arresto, incluyendo 18 exmilitares colombianos y cinco ciudadanos haitianos de origen norteamericano.