Algunos combatientes extranjeros respondieron la llamado del presidente ucraniano Volodímir Zelenski para enfrentar a Rusia; sin embargo, este conflicto no era lo que esperaban.
El Político
La invasión de Rusia a Ucrania está en su cuarto mes de conflicto y los veteranos extranjeros lidian con una dura realidad y es que esta guerra no es nada comparada a lo visto antes.
Pese a que muchos son veteranos de guerras en Afganistán e Irak, lo que han encontrado en Ucrania no tiene nada que ver con lo que han vivido.
Reporta NY Times que el esfuerzo militar es en esencia escueto, lo que deja a las fuerzas ucranianas —y a sus aliados combatientes extranjeros— frente a una fuerza invasora rusa más grande y mejor equipada, sin cosas básicas como alimentación regular, ni algunas herramientas de la guerra moderna que podrían ayudarlos a nivelar la confrontación.
Una duda importante es si los próximos refuerzos de la vacuna incluyen incluir las nuevas variantes. ¿Tiene algún sentido una dosis de refuerzo con una versión anterior del virus si esa variante ha desaparecido de la población?
La Administración de Alimentos y Medicamentos le ha recomendadoa los fabricantes que generan una vacuna bivalente o de dos componentes, con variantes viejas y nuevas como objetivo.
Ciertamente tiene ser flexible, o como dice la leyenda del hockey Wayne Gretzky, patinar hacia donde va el sentido disco y no hacia donde ha estado. Pero el tiempo apremia, y ¿quién sabe qué variantes se presentarán a finales de este año? A largo plazo, estar persiguiendo variantes no es para nada un escenario ideal.
Lo que más se necesita son vacunas de próxima generación que brinden una protección más amplia, sean más duraderas (con inmunidad que dure mucho más) y que puedan reducir la transmisión. Existe actualmente un gran esfuerzo investigativo para lograr esto, pero la línea de meta no se vislumbra todavía.
Testimonio
“Esto es mucho más intenso que lo que vi en Afganistán”, aseguró Brian, un exparacaidista del ejército estadounidense, que no quiso que se publicara su apellido por razones de seguridad. “Esto es combate, combate”.
Esa realidad, afirman los combatientes voluntarios, ha ahuyentado a algunos de los cientos de hombres que llegaron a Ucrania al principio del conflicto para ayudar a combatir en la que muchos consideraban una guerra justa y profundamente desigual. De los que quedan, algunos ahora trabajan directamente para las fuerzas militares ucranianas, que los han utilizado de forma silenciosa y efectiva para llenar los vacíos en las capacidades de primera línea, incluida una grave demanda de médicos.
Fuente: NY TIMES