A David Torres vivir en Venezuela con un salario mínimo le parece tarea imposible. “Estamos sobreviviendo por la gracia del Señor, eso no alcanza sino para un arroz y un cartón de huevo sin meter los pasajes”.
Nicole Kolster/Voz de América
David trabaja como albañil, de lunes a viernes, pero los fines de semana recurre a la economía ambulante, en un parque de Caracas, para tratar de recoger dinero extra para mantener a sus tres hijos.
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— El Político (@elpoliticonews) April 12, 2018
“Los fines de semana vendo helados para poder sobrevivir a esta crisis que estamos padeciendo todos, tengo como tres años y medio en eso”
El salario mínimo mensual es de 393.000 bolívares, que, con un bono de alimentación, llega a 1 millón 300 equivalente a 27 dólares a la tasa oficial y menos de 4 dólares si se toma como referencia el dólar paralelo, que rige la economía, según el economista y diputado opositor, José Guerra.
“Venezuela tienen en cualquier mediación, desde el bombero hasta el médico, los salarios más bajos de América Latina, midámoslo como lo midamos por el dólar paralelo o por el dólar oficial hoy tenemos un salario depauperado”.
Un 40% más que el salario mínimo percibe José Matute, un empleado de la administración pública, con 20 años en el cargo.
“Tú con lo que percibes con cestaticket nada más puedes comprar un cartón de huevo y un kilo de queso, ya no puedes comprar más nada”
Para sobrevivir también tiene que trabajar por su cuenta, los fines de semana. Para él no hay descanso.
“Yo por ejemplo trato de vender cosas los fines fuera de mi horario de trabajo para tratar de paliar la situación porque de uno depende la familia, realmente no puedes depender del salario ni de la pensión”.
El gobierno actualmente no niega la situación ni el grado de deterioro de la economía. Pero el presidente Nicolás Maduro, quien buscará el 20 de mayo su reelección hasta el año 2025, atribuye la crisis a una guerra económica por parte de sus adversarios y de Estados Unidos, para causar molestia en la población y derrocarlo.
Vía: Voz de América