El Político.- Los venezolanos se enfrentan quizás a una de las más grandes crisis de la historia, que nos solo limita la cantidad de alimentos que cada ciudadano puede comprar, sino que la inflación impide que el poder adquisitivo valga algo.
La economía en Venezuela se complica cada vez más, una inflación galopante que afecta los precios al punto que cambian semanalmente y se vuelven inalcanzables para el bolsillo de los trabajadores.
Revelan la cifra hiperinflacionaria de noviembre que ahorca a Venezuela https://t.co/J71I6dkARW pic.twitter.com/vrpQ5OeTog
— El Político (@elpoliticonews) November 30, 2017
Un kilo de queso y jamón son ofrecidos a un valor “impredecible”, lo que los hacen inalcanzables para el presupuesto diario de las familias venezolanas. Por lo que un cuarto de queso blanco semiduro occila en 119 mil bolívares.
El queso blanco pasteurizado se encuentra entre 112 y 120 mil bolívares, mientras que el queso madurado apresura su paso a los Bs. 200 mil. Actualmente, supera el precio de la carne fijado por la Sundde que estableció en Bs. 80 mil (lomito).
El kilo de jamón de pierna y de espalda ha escalado a los 234 mil bolívares. La mortadela, una de las opciones con las que usuarios “sustituyen” al jamón, subió a los Bs. 126 mil. La boloña cuesta alrededor de 126.000 y 130.000 bolívares.
Los venezolanos tenían sobre su mesa este tipo de quesos para la pasta, ahora usan queso duro llanero, o simplemente nada. Ya los pequeños lujos desaparecieron y se come para sobrevivir y lo que se consiga en el momento.