El ruido repentino de un teléfono celular hizo que Joel saliera disparado de su asiento. Corrió hacia una mochila morada que estaba detrás de él y abrió el bolsillo delantero. Sonaba una alarma en el teléfono que le habían dado las autoridades de inmigración de Estados Unidos y sabía que tenía que actuar rápido.
El Político
Manipuló el teléfono celular a tientas durante varios minutos, esforzándose por comprender las instrucciones en inglés de la aplicación y seguir sus reglas para tomarse una selfie.
"¿Me van a enviar de vuelta a Cuba?", preguntó preocupado de que lo devolvieran al país del que dice huyó después de enfrentar la persecución policial, reportó CNN.
Tecnología celular
Joel, quien pidió ser identificado solo por su nombre de pila para proteger su seguridad, fue uno de varios inmigrantes que hablaron recientemente en San Antonio, Texas.
Él es uno más de un creciente número de cubanos que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México en busca de asilo. Y el teléfono celular que llevaba, emitido por el Gobierno, muestra que también es parte de otro grupo en crecimiento.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) vigila a casi un cuarto de millón de inmigrantes en un programa que utiliza monitores de tobillo con GPS, teléfonos celulares o una aplicación conocida como SmartLINK, según las estadísticas más recientes de la agencia. La administración de Joe Biden ha aumentado rápidamente el número de personas en este programa, conocido como "alternativas a la detención" o ATD.
Nuevas formas de ICE
No está claro a cuántos inmigrantes se les han prestado teléfonos como parte del programa. ICE no ha publicado esos datos en sus actualizaciones públicas periódicas sobre el programa.
Los teléfonos proporcionados por el gobierno, que solo se pueden usar con la aplicación SmartLINK y no pueden hacer llamadas ni acceder a Internet, son cada vez más comunes.
“Hemos visto un aumento drástico, drástico en el uso de esta tecnología”, dice Javier Hidalgo, abogado del Centro de Educación y Servicios Legales para Refugiados e Inmigrantes (RAICES, por sus iniciales en inglés).
"Esta es una expansión de cómo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) de EE.UU. define la detención", dice, "y hay una gran cantidad de problemas que la acompañan".
1.000 personas al día inscritas en el programa
Las alternativas a la detención no son nuevas. El programa de ICE comenzó oficialmente en 2004 y los funcionarios comenzaron a usar la aplicación SmartLINK en 2018. Para ejecutarlo, la agencia depende de BI Inc., una subsidiaria de la empresa de prisiones privadas GEO Group.
Ahora el programa se expande, y rápido. Se ha más que duplicado su tamaño desde que el presidente Biden asumió el cargo, según un análisis de datos gubernamentales realizado por Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) en la Universidad de Syracuse.
"Sigue mostrando una enorme cantidad de crecimiento", comenta Austin Kocher, investigador de TRAC.