Al menos 50 migrantes murieron dentro del remolque de un camión en San Antonio, Texas en junio. Esta situación demuestra el riesgo que corren los migrantes al tratar de llegar a EEUU para vivir el sueño americano.
El Político
El día del hecho, más de 15 fueron trasladados al hospital con problemas de salud vinculados al calor. Entre los fallecidos hay 26 mexicanos, 22 guatemaltecos y 2 hondureños.}, informó CNNESPANOL.
Las muertes en junio pasado de 53 personas víctimas de un golpe de calor en un camión en San Antonio, Texas,
Los fallecidos venían de México, Guatemala y Honduras, los tres países de origen más frecuentes de los migrantes encontrados por la Patrulla Fronteriza en 2021 y lo que va del 2022, reportó Univision.
Resultado de dos fenómenos
Ello es el resultado de dos fenómenos. Uno es el masivo crecimiento del sistema policial en las fronteras desde mediados de la década de 1990. El otro es la fuerte y profunda desigualdad entre Estados Unidos y los países de origen de los migrantes, reportó Univision.
Por otra parte, el Río Grande, frontera natural entre EEUU y México, es uno de los puntos de cruce para miles de personas que buscan llegar a la Unión Americana.
Para hacerlo pagan miles de dólares a traficantes o ‘coyotes’ que los transportan en balsas inseguras hasta el lado estadounidense, informó France24.
Huyen de la violencia y la falta de oportunidades. Esa es la razón por las que miles de personas deciden emprender un viaje peligroso hacia el norte, con destino a Estados Unidos.
La historia se repite una y otra vez cuando cae la noche a orillas del Río Grande, a su paso por la localidad de Roma, en Texas.
Balsas inflables, conducidas por ‘coyotes’, llegan con grupos de migrantes a bordo. Es un recorrido inseguro, por algo del lado mexicano se le nombra Río Bravo a dicho afluente. Pero pese a los peligros, los viajes continúan.
El del Río Grande es solo uno de los pasos que cruzan los migrantes que quieren llegar a Estados Unidos.
Los números de los que pasan la frontera son altos: en abril más de 178.000 personas llegaron de manera irregular a la Unión Americana, pero disminuyó el dato de los menores solos que pisaron suelo estadounidense.
Prevención a través de la disuasión
Desde que en 1994 comencé a investigar las causas y el impacto de la vigilancia fronteriza, las políticas en la zona han cambiado radicalmente. Empezando en la administración de Bill Clinton, la transformación implicó inyectar recursos masivos en personal, tecnología e infraestructura, en un multifacético sistema de control.
El número de agentes de la Patrulla Fronteriza pasó de 4,200 en 1994 a más de 20,000 en la actualidad. Típicamente, entre el 80% y 90% está destinado a la zona suroeste del país.
Last weekend, @CBPRGV Border Patrol agents saved 16 migrants in two separate water rescues and located 4 lost migrants after they placed 911 emergency calls.
More details: https://t.co/uEEOIV5tCg pic.twitter.com/rkOEWRnvPj
— CBP (@CBP) July 28, 2022
El gasto ha aumentado también. En 1994, el presupuesto de la Patrulla Fronteriza era de $400 millones. En 2021, de $4,900 millones, es decir, se multiplicó por siete si lo ajustamos con la inflación.
Y junto con el incremento de los recursos, en paralelo, se ha desarrollado la estrategia de “prevención a través de disuasión”. Introducida también en 1994, busca concentrar el personal policial, la tecnología de vigilancia y la infraestructura en las ciudades y poblaciones fronterizas.
El objetivo es empujar a los migrantes sin autorización a las áreas más remotas, duras y peligrosas, para de esa manera obligarlos a abandonar sus esfuerzos de entrar al país.
Como Doris Meissner, la jefa del Servicio de Inmigración y Naturalización de Clinton, afirmó después: “Creíamos que la geografía sería un aliado nuestro”.
Las autoridades estimaban que los cruces irregulares “se reducirían mucho una vez la gente supiera lo que suponía”. En cambio, la política de disuasión ha llevado a los inmigrantes a asumir mayores riesgos, resultando en más muertes.
El creciente número de muertos en la frontera entre EEUU y México
Las travesías por las tierras que rodean la frontera sur de Estados Unidos siempre han sido mortales para los inmigrantes.
A finales del siglo XIX, por ejemplo, inmigrantes chinos murieron en los desiertos del sur del país mientras trataban de evitar las políticas de la Ley de Exclusión China de 1882, una norma que impedía la mayoría de las llegadas desde ese país.
Y en los años 80 y 90 del siglo pasado, muchos, incluso cientos, en su mayoría de nacionalidad mexicana, murieron tratando de entrar al país.
Con la prevención por disuasión las muertes han crecido de forma exagerada. Según las estadísticas de la Patrulla Fronteriza, entre los años fiscales de 1998 y 2021, se han registrado una media de 359 muertes, alrededor de un fallecimiento al día a lo largo de 24 años.
En el año fiscal de 2021, la cifra alcanzó las 557 muertes
En el año fiscal de 2021, la cifra alcanzó las 557 muertes, la mayor desde que se tiene registro.
Y como estas muertes ocurren entre personas que se mueven de forma clandestina, nadie sabe realmente cuál es el porcentaje de trayectos que acaban en tragedia.
Pero las investigaciones sobre restos humanos han demostrado que las torres con sistemas de vigilancia de alta tecnología han empujado a los inmigrantes a zonas todavía más remotas y letales, para así intentar evitar la detección.
Otro arriesgado método de entrada irregular en el país, como se vio en el caso del camión de San Antonio, es la de hacinar a los inmigrantes en espacios sin ventilación con un trailer para transportarlos a través de la frontera sin ser detectados.
Los balances oficiales de muertos seguramente estén gravemente subestimados. Se basan en los cadáveres o restos humanos que son encontrados.
Pero muchos nunca se recuperan: la frontera con México tiene unas 2,000 millas (3,200 kilómetros). El problema lo agravan la descomposición y los animales carroñeros.
La Patrulla Fronteriza también ha omitido miles de muertos en sus recuentos
La Patrulla Fronteriza también ha omitido miles de muertos en sus recuentos.
Según un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno, la Oficina de Aduanas y Protección de la Frontera (CBP en inglés) “no ha recogido, registrado ni reportado al Congreso datos completos sobre muertes de inmigrantes ni ha revelado las limitaciones de los datos que ha enviado”.
En la Patrulla Fronteriza del Sector Tucson, Arizona, por ejemplo, ha habido más del doble de muertes de las reportadas desde el año fiscal 2015 a 2019, según el reporte.
La conexión México y Estados Unidos
En 1999, el antropólogo Josiah Heyman lanzó una provocativa sugerencia: “Estados Unidos y México son realmente una sociedad unificada, aunque muy desigual (…) unidos en lugar de separados por la frontera”.
En ese entonces, México era el segundo socio comercial más importante de Estados Unidos. También era el origen del 98 % de las personas detenidas por la Patrulla Fronteriza en el suroeste.
La libre circulación de personas, a diferencia de los bienes comerciales, no se incluyó en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994 (TLCAN).
En la actualidad, se podría hacer una observación similar a la de Heyman sobre Guatemala y Honduras en relación a Estados Unidos.
Ambos mantienen profundos y amplios lazos sociales, políticos y económicos con el país, pero la desigualdad es muy grande.
Además, Estados Unidos también tiene un historial de intervención en Centroamérica que, según muestra la investigación, ha contribuido directamente a la inestabilidad e inseguridad que desembocó en el escenario para la migración actual.
En San Antonio, las autoridades estadounidenses culparon a los contrabandistas por las muertes. El presidente, Joe Biden, por ejemplo, dijo que las muertes “subrayan la necesidad de perseguir a la industria criminal multimillonaria del contrabando que se aprovecha de los migrantes”.
Respuesta es típica de Washington
Tal respuesta es típica de Washington después de una tragedia. Pero ese enfoque olvida que la fuerte dependencia de los migrantes en los contrabandistas es un resultado directo del crecimiento dramático en el sistema policial de la frontera suroeste ordenado por el gobierno federal y la estrategia de disuasión.
En su documento oficial de 1994 que describe la estrategia de prevención a través de la disuasión, la Patrulla Fronteriza incluso incluyó entre sus "indicadores de éxito" las tarifas más altas cobradas por los contrabandistas y métodos de tráfico de personas cada vez más sofisticados.
En otras palabras, las autoridades estadounidenses anticiparon un crecimiento en la misma industria que ahora critican. En consecuencia, las muertes siguen siendo una forma de vida en las zonas fronterizas.