La catástrofe atómica de Chernóbil, una de las más terribles de la historia, tuvo lugar hace 34 años, cuando todavía existía la Unión Soviética. Pero aún hoy tiene consecuencias. Un incendio forestal que se inició este fin de semana en la zona de exclusión alrededor de la central nuclear siniestrada en 1986 ha levantado las alarmas, porque la radiación que se escapó entonces y se acumuló en el suelo se ha multiplicado por 16,5 debido al fuego.
El Político
Las autoridades de Ucrania, el país que heredó esta cicatriz nuclear tras la desintegración de la URSS, ha enviado a la zona aviones y helicópteros para ayudar a los equipos de bomberos locales. Desde el aire han arrojado 64 toneladas de agua para intentar acabar no sólo con las llamas, sino con una peligro invisible pero mucho más peligroso.
El incendio ha calcinado cien hectáreas de un bosque que lleva más de tres décadas sin casi presencia humana y que, gracias a esta ausencia del hombre, ha permitido la expansión de la vida salvaje.
Sin embargo, el riesgo de los incendios es que las personas puedan inhalar partículas radiactivas con el humo.
"El viento puede elevar las partículas calientes en el aire junto con la ceniza y soplarlas hacia las áreas pobladas", dijo al New York Times la experta en contaminación del aire del grupo ecologista Ecodiya Olena Miskun.
Por otro lado, Ucrania se encuentra actualmente en cuarentena para prevenir la propagación del nuevo coronavirus, y Miskun dijo que esto era una bendición inesperada.
"Somos afortunados de tener medidas de cuarentena ahora", dijo. "La gente se queda en casa, camina menos y usa máscaras".
La explosión de la central nuclear de Chernóbil en abril de 1986 fue el peor accidente nuclear de la historia, explicó Reuters. Después, la gente fue evacuada de una zona de exclusión de 19 millas alrededor de la planta que está fuertemente controlada hasta el día de hoy.
Los incendios forestales son comunes en la zona de exclusión, pero son inusualmente grandes, informó al The New York Times. Hasta el sábado, se habían consumido más de 8.600 acres y requirieron el trabajo de alrededor de 400 bomberos, 100 camiones y varios helicópteros.
Fuente: EcoWatch