Después de un tiempo, Europa vive quizás su momento más complicado en torno a la pandemia del COVID-19 en la medida en que ya se encuentra en la cuarta ola de contagios.
El Político
Y mientras esto sucede y algunos países como Austria entran nuevamente en confinamiento, las vacunas anti COVID-19 están causando una guerra cultural en Europa.
Si bien hay una mayoría que ya está vacunada, muchas otras creen que las vacunas no son eficaces, ni seguras. Otras lo ven como una manera de ganar dinero para las compañías farmacéuticas.
Reporta una nota de nytimes que, pese a que los estudios demuestran que la vacunación es la manera más eficaz de prevenir el contagio (y de evitar la hospitalización y la muerte en caso de contraer la infección), ha sido casi imposible convencer a quienes les tienen una gran desconfianza a las vacunas. En cambio, los gobiernos de Europa occidental están recurriendo cada vez más a una coerción nada disimulada al instaurar una combinación de reglas, incentivos y castigos.
Y, en muchos países, eso está funcionando. Cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció en julio que se exigirían los pasaportes de vacunación para entrar a la mayor parte de los lugares de reunión, Francia —donde había una gran renuncia a vacunarse— era uno de los países europeos con menores tasas de vacunación. Ahora, cuenta con una de las tasas más altas del mundo.
Italia y Francia
El primer ministro de Italia, Mario Draghi, siguió el ejemplo de Macron e instauró medidas todavía más estrictas. Ahí, al igual que en España, ya han sido sofocados, en su mayoría, los intentos de los partidos populistas por impulsar una actitud antivacunas generalizada.
No obstante, a nivel regional, sigue existiendo un rechazo a la vacuna contra el coronavirus. El problema es más persistente en Europa central y oriental, así como en los países de habla alemana y las regiones fronterizas.
En Italia, la provincia de Bolzano —que es fronteriza con Austria y Suiza, donde el 70 por ciento de la población habla alemán— tiene la tasa de vacunación más baja del país. Los especialistas han asociado el marcado incremento de los contagios en esa área con los frecuentes intercambios con Austria, pero también con una tendencia cultural de la población hacia la homeopatía y los remedios de origen natural.
“Existe cierta correlación con los partidos de extrema derecha, pero la razón principal es la confianza que le tienen a la naturaleza”, comentó Patrick Franzoni, médico encargado de la campaña de vacunación en esa provincia. Explicó que, sobre todo en los Alpes, la población de habla alemana tiene más confianza en el aire puro, los productos orgánicos y los tés de hierbas que en los fármacos convencionales.