Sus representantes salen de la OEA pero quedan los de Juan Guaidó.
Apolinar Martínez/El Político
La salida para la próxima semana de todos los funcionarios venezolanos, representantes del gobierno de Nicolás Maduro, de la Organización de Estados Americanos, cierra un ciclo de aislamiento nunca visto por un régimen americano.
Hugo Chávez decidió abandonar el Pacto Andino porque consideraba más positivo formar parte del Mercosur, donde señoreaban sus afines Lula da Silva, Brasil y Néstor Kirchner, Argentina. Ello se avenía a la idea de formar en América del Sur todo un conjunto de líderes “socialismo Siglo XXI”.
Pero muertos Chávez y Kirchner y caídos sus socios en ambos países, la Venezuela madurista fue echada del Mercosur, a la par que prácticamente desaparecido Unasur, la otra fantasiosa creación, apenas quedaba la OEA , en donde 18 países no reconocen a Maduro y le dieron su aceptación a Juan Guaidó, cuyo representante Gustavo Tarre Briceño, ya actúa como embajador venezolano en el organismo.
Venezuela en el limbo. ¿Está o no está en la OEA?
Para hoy el oficialismo venezolano ha convocado una marcha para “celebrar” la salida de la OEA y denunciar la Carta Fundacional del organismo, firmada en 1948. La Venezuela madurista está fuera.
Pero a la par, el 10 de este mes el Secretario General Almagro aceptó las cartas credenciales de Tarre Briceño, quien previamente había recibido el aval de 18 de los 34 miembros de la OEA.
Esta ambigua situación venezolana hizo exclamar al Director del Centro de Análisis Diálogo Interamericano, Michael Shifter, lo resume así: “Parece que Maduro se va de la OEA y Guaidó está entrando”.