Ensombrecidos por el peligro del zika y por el enorme costo financiero, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 suman también la amenaza de un "lobo solitario", un hombre armado y bajo influencia de un grupo terrorista que pueda desatar un hecho de violencia.
Según consigna el diario El País, la posibilidad de un ataque de este tipo, por cuenta propia pero alineado a un grupo yihadista, sería mucho mayor que la de uno organizado por Estado Islámico directamente.
El medio español cita un informe de los servicios de inteligencia que sostiene que los atentados de gran sofistificación y complejidad logística no serían una amenaza para Brasil.
"Una de las mayores preocupaciones gubernamentales está en el seguimiento de la radicalización de individuos alineados ideológicamente con el Estado Islámico", señala el documento.
El viernes la aerolínea Avianca lanzó un comunicado interno para prevenir la entrada en el país de un ex preso de Guantánamo, sospechados de tener vínculos con Al Qaeda, que pasó un tiempo en Uruguay hace dos años. Si bien no se trata de un fugitivo, para los organizadores de los Juegos Olímpicos es señal de alerta.
La Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) también denunció haber descubierto un canal en portugés de comunicación entre terroristas usando la aplicación Telegram.
ABIN ya constató, a su vez, la existencia de una red de tráfico de personas, algunas de las cuales tendrían vínculos con terroristas en Medio Orente. Incluso divulgó la existencia de brasileños "altamente radicalizados" a los que sigue.
"Muchos de estos, inclusive, le prestaron juramento al califato y, en consecuencia, estarían en condiciones de actuar en acciones terroristas en nombre del Estado Islámico", dijo el analista André Luís Woloszyn a El País.
Para Woloszyn, esta información derrumba la idea de que Brasil, e incluso Sudamérica, está lejos del terrorismo extremista actual.
Con información de Infobae