Las autoridades brasileñas controlaron una nueva rebelión carcelaria en el estado de Río Grande do Norte, 48 horas después de que 26 personas fueran asesinadas en una prisión de la región metropolitana de Natal, informaron fuentes oficiales.
El nuevo motín comenzó esta madrugada en el Presidio Provisional Professor Raimundo Nonato Fernandes, en Natal, pero fue dominado tres horas después y, según las primeras informaciones, no hubo muertos.
De acuerdo con la Secretaría de Justicia y Ciudadanía de Río Grande do Norte, un grupo de presos intentó derribar una pared de la cárcel, pero la policía intervino y evitó la fuga planeada por algunos de los internos.
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La sublevación se produjo casi dos días después de que un enfrentamiento terminara con 26 muertos, la mayoría decapitados y carbonizados, en la Penitenciaria Estatal de Alcaçuz, en la ciudad de Nisia Floresta, región metropolitana de Natal y la mayor cárcel del estado.
Las autoridades habían informado inicialmente que 30 fallecidos en la reyerta, posteriormente rebajaron el número a 26 y no descartan que pueda ser elevado de nuevo.
El Gobierno de Río Grande do Norte identificó a seis líderes de la matanza, los cuales supuestamente son miembros del Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor facción criminal de Brasil, y que, al parecer, ordenó asesinar a miembros de la facción Sindicato RN.
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Las autoridades, sin embargo, no confirman que el episodio de Alcaçuz sea una represalia tras las muertes registradas en otras prisiones del país a comienzos del año.
Integrantes del PCC fueron reprimidos el pasado 1 y 2 de enero en una cárcel de la ciudad amazónica de Manaos, en la que fallecieron 56 presos, un sangriento episodio que recrudeció la guerra entre clanes rivales en el interior de las cárceles de Brasil.
Tan sólo en la primera quincena de 2017 más de 100 presos han muerto en prisiones brasileñas, donde hay hacinamiento y precarias condiciones que han sido denunciadas por las organizaciones de derechos humanos.
Con información de EFE