La crisis política que se ha generado en la democracia moderna más importante del mundo es un llamado de atención al resto de las sociedades que comparten el mismo sistema de valores políticos y sociales.
El Político
Se trata de una señal de que la libertad y la prosperidad no están aseguradas en ninguna parte del mundo. Ni siquiera en la democracia que ha servido de modelo para otros países durante más de 200 años.
Si en Estados Unidos nunca se hubieran modificado las reglas mediante las cuales demócratas y republicanos seleccionaron a todos sus candidatos presidenciales hasta 1968, Donald Trump nunca hubiera sido elegido presidente. Hasta ese año la mayoría de los delegados de las convenciones partidistas eran escogidos, y controlados, por los jefes de las maquinarias políticas de los dos grandes partidos. Este es un detalle importante de recordar pues todos los que están medianamente informados de la realidad política estadounidense saben que la élite política republicana siempre estuvo en contra de Donald Trump en las primarias de 2016. Él ganó dentro de ese partido porque el voto conservador tradicional se dividió entre varios candidatos durante ese proceso.
Pero en Estados Unidos las reglas son las reglas y los jefes republicanos aceptaron el resultado provocado por una ampliación en el poder de decisión de los electores. Un aspecto por el que los Padres Fundadores de ese país, los redactores de la Constitución, por cierto, siempre tuvieron temor: el poder de la mayoría. O del populacho, como la llamó algún autor.
De modo que aunque no ganó el voto popular la elección presidencial de Trump en 2016 fue producto de un claro proceso democrático.
Pero, como ya se sabe, la democracia es imperfecta. En la recta final de sus cuatro años de presidencia casi todos los temores que había despertado el magnate inmobiliario, y showman de la televisión americana, sobre el perjuicio que su estilo personal podía causarle a la institucionalidad estadounidense desde el despacho de la Casa Blanca se han hecho realidad.
Una nota de Alnavío revela que el asalto por parte de una turba al Capitolio en Washington este miércoles 6 de enero es la consecuencia del fallo de una imperfecta democracia. Un fallo del cual no está exenta ninguna otra sociedad donde el gobierno se ejerce con el consentimiento de sus gobernados.
Por lo tanto, la crisis política en la cual está sumergido Estados Unidos es una advertencia al resto de las democracias del mundo.
Democracias que hoy se encuentran ante un doble acoso. Por un lado son una minoría. La mayoría de los gobiernos del planeta no son democráticos y sus sociedades por lo general nunca han conocido este tipo de regímenes políticos
De los 193 países presentes en Organización de las Naciones Unidas (ONU) sólo 75 se consideran como democracias (entre plenas e imperfectas) según el índice de democracia de The Economist. Esta cuenta es lo que hace de esa organización la democracia de las dictaduras, y lo que explica que los representantes de Arabia Saudita, Cuba, China, Vietnam o Rusia estén en su Consejo de Derechos Humanos.
O que el régimen de Nicolás Maduro, manchado por todo tipo de abusos y tropelías, haya conseguido 105 votos en 2018 para ingresar a esa instancia, mientras esa ejemplar democracia que es Costa Rica no alcanzó en esa misma elección los 97 votos requeridos.
El asalto a las instituciones es una práctica común del Chavez-Madurismo desde hace más de 2 décadas; hasta romper el hilo constitucional, usurpar el poder por la fuerza y convertirnos en territorio ocupado por narcos, terroristas y tiranos. https://t.co/rPRchilefA
— Americo De Grazia (@AmericoDeGrazia) January 7, 2021
Descarados. Cínicos. Cara duras. La tiranía usurpadora condenando la violencia en el congreso de los Estados Unidos. Inmorales ustedes con sus malandros asaltaron la Asamblea Nacional, casi matan al diputado Américo De Gracia. Ahora se dan golpes de pecho. Farsantes!
— Andres Velasquez (@AndresVelasqz) January 6, 2021
Pero no sólo eso. Desde los centros de poder de China y Rusia, dos grandes potencias que no son democracias, se conspira contra las sociedades libres cuya mera existencia ya es una amenaza para esas tiranías domésticas.
Descarados. Cínicos. Cara duras. La tiranía usurpadora condenando la violencia en el congreso de los Estados Unidos. Inmorales ustedes con sus malandros asaltaron la Asamblea Nacional, casi matan al diputado Américo De Gracia. Ahora se dan golpes de pecho. Farsantes!
— Andres Velasquez (@AndresVelasqz) January 6, 2021
"Las democracias liberales no sólo son minoría sino que además son una excepción histórica, pues los despotismos han sido la forma usual con la que los seres humanos han resuelto el problema de gobernarse desde que aparecieron las primeras civilizaciones hace 5.000 años. En contraste, las democracias modernas no tienen más de dos siglos de existencia", reseña AlNavío.
Fuente: alnavio