Sigue la lucha férrea de muchos no vacunados que, a pesar de las presiones de los Gobiernos, insisten en no colocarse la dosis en contra de la Covid-19.
El Político
Aunque ya buena parte de la población mundial ya está vacunada, con al menos una dosis, la realidad es que aún quedan millones de personas que siguen sin recibir las vacunas.
Pero, ¿Cuál podría ser el impacto de los no vacunados en la pandemia del Covid-19? Un ejemplo de ello es la variante ómicron, la cual muchos han tildado, la variante de los no vacunados.
Algunos grupos empezaron a circular teorías conspirativas sobre las inoculaciones frente a la COVID-19, planteándose, incluso, si servían para controlar a la población.
Reporta gacetamedica que los ‘movimientos antivacunas‘ parecen haber cobrado fuerza de nuevo en algunos países de Europa. Tal y como recuerda Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, este colectivo existe desde la aparición de la primera vacuna en el siglo XVIII.
“Los primeros documentos sobre la creación de la vacuna de la viruela explican que la población se negaba a ponérsela por miedo a transformarse en animales, puesto que el compuesto de la misma se obtuvo de una enfermedad asociada a las vacas“, relata el catedrático.
Su papel en la pandemia
A pesar de que los expertos hayan intentado tranquilizar a la población, asegurando que estas vacunas son seguras y necesarias (al menos las dos primeras dosis), tanto para protegerse a uno mismo como al resto, los no vacunados se avalan detrás de una argumento que, para ellos, es irrefutable: vacunados o no, pueden contraer la enfermedad y, en algunos casos, ser asintomático.
Los profesionales sanitarios insisten en que este colectivo tiene un papel importante dentro de la pandemia, puesto que pueden infectan al resto de población durante más tiempo y con más fuerza, además de tener más posibilidades de presentar un cuadro grave de COVID-19. Esto se traduce en una prolongación de la pandemia con grandes costes para el sistema sanitario, así como el desplazamiento de otras patologías a la hora de atenderlas.
En esta misma línea, un estudio elaborado por el Centro Nacional de Gripe de Valladolid concluye que el riesgo de reinfección, en aquellas personas que han sufrido una infección y no se han vacunado, es aproximadamente el doble en comparación con los vacunados.
Asimismo, según resalta Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) también existe el temor de que las vacunas generen efectos adversos a largo plazo.
“Algunos plantean que, al cabo de tiempo, pueden aparecer efectos. Realmente estos efectos de la vacuna aparecen enseguida, en ese mismo día o, como mucho, a la semana siguiente”, aclara Domínguez.