Terminaron los días de impersonal administración de los asuntos de Gobierno para Miguel Díaz-Canel en Cuba.
El Político
Ha quedado, de repente, en el ojo del huracán político que atraviesa Cuba tras las turbulencias sociales. Había iniciado su mandato presidencial en 2018. A finales de abril asumió como la máxima autoridad del Partido Comunista (PCC).
Los dos cargos quedaron en sus manos, las de un hombre leal a Raúl Castro y a todo lo que significa ese apellido. En las calles corearon su nombre, aunque no en términos halagadores. Los acontecimientos lo ponen a prueba, reportó El Periódico.
Cuba en combate
“La orden de combate está dada, la calle es de los revolucionarios”, dijo al conocerse las primeras movilizaciones. Su lectura de los hechos no se ha movido un ápice del diagnóstico inicial: existe una “agenda intervencionista” que manipula los sentimientos del pueblo “por las carencias y los rebrotes de covid”.
De orígenes asturianos, e hijo de una maestra de escuela y un trabajador de la industria cervecera, Díaz-Canel cambió el mundo académico por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en 1982.
Se incorporó a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y comenzó a una firme carrera en los aparatos de partido, estatales y de Gobierno.
Rememorando 1994
Era un funcionario menor en aquel verano de 1994, cuando, tres años después del desplome de la Unión Soviética, la isla atravesaba su “Período Especial en tiempos de paz”.
La rutina de los apagones y platos vacíos encendió la mecha del “maleconazo”. El 5 de agosto de ese año tuvo lugar la mayor manifestación de descontento contra el castrismo desde la toma del poder, el 1 de enero de 1959.
Hubo saqueos y enfrentamientos con la policía. La tensión menguó con la presencia de Fidel Castro en el corazón de la revuelta.
Cuba con nuevos desafíos
El recuerdo de aquellas horas de tensión conecta con los desafíos del presente. Díaz-Canel no posee ni oropeles ni el carisma como para desactivar personalmente una protesta que tiene detonadores comunes (los cortes de luz y la escasez) y especificidades de su tiempo: el rebrote de la pandemia.
Bajo estas circunstancias Díaz-Canel debe gestionar y resolver una crisis que es vieja y nueva a la vez. El margen de acción es acotado para este ingeniero nacido en Villa Clara, en la región central de la isla, en 1960, y bisnieta del castropolense Ramón Díaz-Canel.