La agenda del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba estuvo marcada por los temas de la continuidad y el cambio en la isla.
El Político
Raúl Castro y otros “históricos” del partido dijeron adiós al mando tras 62 años y cedieron el poder a una nueva generación de dirigentes encabezados por el presidente y nuevo primer secretario del partido, Miguel Díaz-Canel.
Esta nueva generación tiene como misión introducir las reformas económicas necesarias para hacer sostenible el sistema sin cambiarlo en lo político y garantizar la tan mentada “continuidad histórica”, reportó El Pais.
Cuba ante un nuevo desafío
“El desafío para Díaz-Canel es que la mayoría de los cubanos están más interesados en los cambios que en la continuidad”, indicó en un reciente trabajo el destacado académico norteamericano William LeoGrande.
LeoGrande cree que la partida más importante de Cuba se juega en casa.
Con independencia de lo que haga o no Estados Unidos, son las autoridades de La Habana las que por su interés deben acometer; cambios de profundidad de su modelo económico y abrir espacios de participación democrática en la sociedad.
Administración de Biden y un acercamiento con Cuba
Desde todos los sectores se ha pedido por activa y por pasiva a la nueva Administración de Biden; que dé pasos decididos para promover el acercamiento con La Habana, como hizo Obama, y facilitar la evolución.
Han pasado 100 días desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca, y “hasta el momento no se ha levantado ni una de las 240 sanciones que impuso Trump; el bloqueo es más agresivo que nunca”, denunciaba el jefe del departamento de EE UU de la Cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío a El País.
En dos ocasiones Washington ha dicho que Biden no es Obama y que para EE UU Cuba no es una prioridad.
Siguen con muchas restricciones
Lo cierto es que hoy el envío de remesas sigue restringido, la mayoría de los vuelos directos y los viajes de los norteamericanos están prohibidos; el consulado de EE UU en La Habana sigue desmantelado y la ley Helms-Burton está en pleno vigor, además de que la isla continua en la lista de países patrocinadores del terrorismo (última sanción de Trump, adoptada días antes de marcharse).
“Estas son algunas de las cosas que deben cambiar cuanto antes”, piensa el académico cubano-americano Arturo López-Levy.
“Si Biden quiere favorecer las reformas concretas ya aprobadas en Cuba y promover transparencia y debates internos; dentro del campo patriótico cubano, necesita retomar el camino del diálogo de modo drástico. Es imposible negar el legado desastroso de Trump”, asegura López-Levy.