Rusia y China son los principales suministradores de armas para el régimen venezolano, según el Contralmirante Carlos Molina Tamayo, exdirector de Armam ento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
El Político
Molina Tamayo, exiliado en España tras haber participado en el golpe contra Hugo Chávez en 2002, dijo que Moscú entregó a Venezuela sistemas de armas por un valor superior a los US 15 000 millones desde la década de los 2000.
Además, “la ONG venezolana Control Ciudadano registró en 2021 la compra a Rusia por parte de Venezuela de una cantidad no especificada de Orlan 10, un vehículo aéreo remotamente operado (dron) para maniobras de reconocimiento”, publicó la Voz de América.
La información clave, sobre la visita del secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Nikolái Pátrushev a Venezuela
Se prevén avances en materia de cooperación, en el área de inteligencia y contrainteligencia entre ambos países https://t.co/maXSXId5SM
— Control Ciudadano (@ovesede) March 1, 2023
¿Por qué es importante?
Desde el primer momento que asumió la presidencia de Venezuela, en 1999, Hugo Chávez, para quien la política se reducía a confrontación y lucha, estableció como una de sus principales líneas estratégicas de gobierno fortalecer el poder militar en Venezuela.
Más por razones de ideología política que por consideraciones técnicas, Chávez optó por migrar el modelo militar venezolano hacia el ruso y el chino.
Esta decisión, más allá del ámbito de lo militar, marcó el futuro de la política venezolana, porque, como bien señala el investigador Román Ortiz, profesor del William J. Perry Center, "las ventas de armamento son vías privilegiadas para forjar relaciones sobre las que construir alianzas y delimitar áreas de influencia”.
Además, para el profesor investigador Evan Ellis, del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de EEUU, la estrategia rusa hacia Latinoamérica está dirigida a impactar las relaciones de poder entre Rusia y Estados Unidos.
En contexto
El despliegue de las relaciones de la Federación Rusa en la región se ha desarrollado de forma geográficamente selectiva y ha experimentado a lo largo del tiempo variación en su intensidad, tal como lo señala la profesora Mónika Szente-Varga en su artículo "The Footprints of the Bear. Why does the Return of Russia to Latin America Matter?”.
El foco de la atención de Rusia en América Latina se ha concentrado en: a) Países que fueron aliados tradicionales de la antigua Unión Soviética: Cuba y Nicaragua; b) Países con gobiernos con una postura antiestadounidense: Venezuela (Chávez y Maduro), Bolivia (Evo Morales y Luis Arce), Ecuador (Rafael Correa 2007–2017); y, c) Países con importancia comercial, visibilidad e influencia internacional relativamente alta: Brasil, Argentina y México.
Hacia finales de la década de los 90 y principios del siglo XXI, luego de transcurrida casi una década de finalizada la Guerra Fría y de la desintegración de la Unión Soviética, Rusia volvió a colocar sus ojos sobre América Latina.
El retorno del interés del Kremlin por la región tomó impulso con la llegada de Putin al poder y se vio favorecido por la recuperación de la capacidad económica de la Federación Rusa y por la marea roja que se produjo en Latinoamérica a partir de la primera década del siglo XXI.
Este interés ruso por restablecer y fortalecer sus lazos con América Latina, además de abrirle nuevas oportunidades a sus principales industrias (militar, gas, petróleo, nuclear), tenía como objetivo geopolítico ulterior afirmar el papel de Rusia como potencia global dentro del escenario internacional.
Con esta estrategia, Rusia buscó establecer puntos de apoyo en el hemisferio occidental para así desafiar un orden mundial que, desde el Kremlin, se percibía sesgado en favor de los intereses estadounidenses.
Entre líneas
El espectro de estas relaciones ha sido variado y ha comprendido: venta de armas, inversiones en energía, transferencia de tecnología nuclear, relaciones comerciales y culturales, y demostraciones políticas de poder naval y aéreo de alto nivel.
Ello condujo, entre otras cosas, a la ruptura de los históricos vínculos existentes entre las Fuerzas Armadas de Venezuela y Estados Unidos, reportó DW.
En conclusión
Desde el punto de vista de Venezuela, tanto Chávez como Maduro encontraron en la Rusia de Putin respaldo internacional de tipo político, diplomático y militar para el sostenimiento del régimen autocrático chavista.
Rusia además le ha servido a Maduro como vehículo para sortear parte de los efectos de las sanciones que le ha sido impuestas por Estados Unidos y Europa.
En su testimonio del 20 de julio de 2022 ante el Subcomité de Asuntos Exteriores del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes norteamericana, Ellis declaró:
"A corto plazo, las acciones de Rusia en el Hemisferio Occidental, en connivencia con los estados autoritarios antiestadounidenses [Venezuela, Nicaragua y Cuba], si bien son graves y peligrosas, también tienen un alcance limitado".
Agregó que "parecen diseñadas principalmente para intimidar a los EEUU y compensar el aislamiento político y económico internacional de Rusia provocado por su invasión no provocada de Ucrania”.
Venezuela representa para Rusia un socio atractivo por sus recursos naturales, por ser una puerta de entrada privilegiada a Sur América y por estar bajo un régimen político autoritario que comparte su discurso sobre el declive de Occidente, a favor de la multipolaridad y en contra de EEUU.
Ahora bien, eficiente o no el nuevo modelo militar venezolano, lo que es un hecho innegable es que actualmente las Fuerzas Armadas venezolanas dependen en su totalidad de la tecnología militar rusa.