A casi una semana de un editorial del The New York Times, el cual cuestionaba la política de sanciones del gobierno de Joe Biden contra los regímenes de Venezuela y Cuba, el Departamento de Estado reaccionó.
Según el Departamento de Estado, "la administración del presidente Joe Biden "comprende y aprecia el debate sobre el uso de sanciones por parte del gobierno". Pero señala también que están establecidas para "promover la democracia y los derechos humanos" en Cuba y Venezuela.
Un funcionario de dicho departamento consultado por varios medios sobre el tema, declaró vía correo electrónico que desde 2021 "la administración Biden ha tomado una variedad de pasos consistentes con el interés nacional de preservar y mejorar la efectividad de las sanciones en el conjunto de herramientas de política exterior".
Sanciones se mantienen
"Dicho esto, las sanciones son un conjunto de herramientas en sus esfuerzos más amplios hacia Cuba y Venezuela, incluso para promover la democracia, promover el respeto por los derechos humanos y apoyar a los pueblos de Cuba y Venezuela a ejercer las libertades fundamentales consagradas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos".
De acuerdo con las declaraciones, la política de Estados Unidos hacia Cuba y Venezuela se centra en promover la rendición de cuentas por violaciones y abusos de los derechos humanos, al mismo tiempo que salvaguarda la seguridad nacional y los intereses de política exterior de EEUU.
El cuestionamiento del NYT
El diario estadounidense The New York Times abogó por poner fecha de vencimiento a las sanciones aplicadas por Washington en un editorial en el que incluyó el embargo a estos dos países.
"Si bien las sanciones son fáciles de imponer (hay docenas de programas de sanciones administrados por múltiples agencias federales), son política y burocráticamente difíciles de levantar, incluso cuando ya no sirven a los intereses de EEUU. Lo que es peor, las sanciones también escapan al escrutinio público significativo.
"Pocos funcionarios son responsables de si una sanción en particular funciona según lo previsto en lugar de dañar innecesariamente a personas inocentes o socavar los objetivos de política exterior", señaló el artículo.
En palabras del diario neoyorquino, "las sanciones dirigidas al cambio de régimen a menudo incentivan el desafío, no la reforma. Tienen un historial terrible, como lo demuestran los casos de Cuba, Siria y Venezuela".
The New York Times apuntó que, "una vez que el Gobierno comienza a realizar revisiones sistemáticas de las sanciones existentes, es crucial garantizar que cualquier sanción impuesta pueda revertirse".
En este sentido, calificó como "el fracaso más flagrante" el embargo comercial indefinido contra el Gobierno de Cuba impuesto en 1962 por el presidente John F. Kennedy.
"Para que las sanciones incentiven el cambio en lugar de simplemente castigar las acciones del pasado, EEUU debe estar preparado para levantar las sanciones, incluso contra los actores odiosos, si se cumplen los criterios establecidos", consideró.
"Las sanciones, por atractivas que sean, rara vez funcionan sin objetivos específicos combinados con criterios para el levantamiento de las mismas. Eso se aplica tanto a las sanciones actuales como a las futuras. Sin objetivos ni criterios de alivio, estas medidas, que se encuentran entre las más severas del arsenal de la política exterior de EEUU, corren el riesgo de ir en contra de los intereses y principios estadounidenses a largo plazo", concluyó The New York Times.