El pleno del Senado brasileño iniciará este martes una sesión maratoniana, que durará unas 20 horas, para la primera de las dos votaciones definitivas del proceso que le puede costar el cargo a la presidenta suspendida, Dilma Rousseff.
La sesión que comenzará a señalar el destino de la mandataria, suspendida de sus funciones desde el pasado 12 de mayo y sustituida desde esa fecha por el hasta entonces vicepresidente Michel Temer, se realizará en momentos en que la atención del país está centrada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Ajenos a medallas y al clima deportivo, los 81 senadores votarán un informe que pide la destitución de Rousseff por maniobras que alteraron los presupuestos y otras irregularidades de tipo fiscal, que según la Constitución pudieran justificar su destitución.
La sesión, una auténtica prueba de resistencia para el Senado,comenzará este martes pero sólo concluirá durante la mañana del miércoles, pues cada uno de los 81 senadores tendrá 10 minutos para exponer su posición, lo que ya garantiza unas 14 horas de debates.
Además, la acusación y la parte acusadora dispondrán cada una de media hora para dirigirse al pleno, que también prevé intervalos de 60 minutos cada cuatro horas.
Para que el informe que recomienda la destitución de Rousseff sea aprobado y el proceso llegue a su última fase, será necesaria una mayoría simple entre los senadores presentes, que en caso de plena asistencia supondría 41 votos.
Los partidarios de la destitución de Rousseff sostienen que ya cuentan con por lo menos 54 de esos votos, aunque encuestas hechas por medios locales entre los senadores dicen que sólo unos 44 ya han declarado su inclinación a respaldar el informe.
Con información de EFE