Acusado de “incapacidad moral permanente”, una figura constitucional ambigua, el Congreso de Perú procedió a la destitución del presidente Martín Vizcarra.
El Político
Una mayoría de legisladores votó a favor de la destitución del mandatario, cuando le faltaban ocho meses de gestión. A Vizcarra lo acusan de haber recibido sobornos años atrás cuando era gobernador de Moquegua, una investigación aún en curso.
“Me voy con la conciencia tranquila, la frente en alto y el deber cumplido”, expresó
El segundo intento
Vizcarra fue destituido por el Congreso apenas dos meses después de haberse librado de un primer intento de destitución. Se declarò la vacante por “incapacidad moral permanente”, una figura constitucional ambigua que deja un amplio margen de interpretación.
Es acusado de haber recibido sobornos años atrás cuando era gobernador. Una acusación basada en unos testimonios todavía en proceso de investigación, pero que para un Congreso enfrentado al jefe de Estado ha sido suficiente para sacarlo del cargo.
La derrota de Vizcarra fue amplia
Hubo 105 votos, de los 130 miembros del Congreso unicameral, a favor de la destitución del presidente, superando con holgura los 87 que se necesitaban.
Solamente 19 votaron por salvar al mandatario y hubo cuatro abstenciones.
Había incertidumbre si se alcanzarían los 87 votos, pero nadie esperaba un resultado tan amplio. Partidos que habían anunciado su voto contra la destitución del mandatario, terminaron haciéndolo a favor.
Una crisis profunda
La salida del jefe de Estado se da en medio de la grave crisis sanitaria y económica por la pandemia del coronavirus. A Vizcarra le quedaban solo ocho meses de gestión y las elecciones ya han sido convocadas para abril. Al momento del cierre de esta edición, el presidente Vizcarra no se había pronunciado.
Mister solo
Vizcarra no tenía una fracción política que lo apoyase, al llegar a la Presidencia que asumió en marzo de 2018 luego que su antecesor, Pedro Pablo Kuczynski renunció por cargos de corrupción.
Vizcarra tenía tal popularidad que creyó que podría gobernar sin una estructura partidista. Levantó durante su breve gestión las banderas de la lucha contra la corrupción. Ahora ha sido destituido por cargos de corrupción.
Se enfrentó al anterior Congreso de mayoría fujimorista, que blindaba la corrupción política, el que disolvió constitucionalmente en septiembre del año pasado y llamó a elecciones legislativas. El nuevo Congreso elegido en ese proceso que convocó es el que ahora lo ha destituido acusándolo de corrupción.
Las ambiciones de Merino
En Perú pocos dudan que el gran componedor de la salida de Vizcarra es el titular del Congreso, Manuel Merino quien asumirá la presidencia. Miembro del partido centroderechista Acción Popular, la principal bancada parlamentaria, con 24 miembros.
Merino, era un político poco conocido hasta que asumió la presidencia del Congreso en marzo pasado. Durante el primer intento frustrado de destituir a Vizcarra tocó, sin éxito, la puerta de los cuarteles para pedir apoyo de los militares para asumir el poder. Este martes será quien ocupe la primera magistratura del país.
Quién es Manuel Merino
Manuel Merino es ingeniero agrónomo y ganadero, de 59 años. Fue un político de segunda línea siempre ligado a Acción Popular (AP), el partido centrista fundado en 1956 por Fernando Belaunde Terry.
En el currículum de Merino, además de su pasado empresarial, se destaca la bancada ocupada en el Congreso por dos períodos: 2001-2006 y 2011-2016. Ambos cargos fueron en representación del departamento noroccidental de Tumbes, tierra natal de Merino.
Volvió al Congreso en enero de este año, cuando se realizaron elecciones para escoger el Parlamento luego de que Vizcarra disolviera el anterior en septiembre de 2019. La victoria de AP -la primera minoría del parlamento- lo proyectó a la Presidencia del cuerpo.
“Tal vez hacer una llamada en las circunstancias de ese día puede haber sido inoportuna, por eso yo le expreso mis sinceras disculpas a las Fuerzas Armadas”, dijo luego de que dos altos jefes militares informaran al Ministerio de Defensa que Merino los había llamado para procurar el aval de ambos al proceso de vacancia que estaba por debatir el Congreso.
Dos acusaciones bastante difusas
El primer proceso de destitución contra Vizcarra es por la supuesta contratación irregular de un funcionario de tercer nivel.
En esta ocasión, los cargos son más graves. Al presidente se lo acusa de haber recibido sobornos de dos empresas constructoras por 2,3 millones de soles (unos 660 mil dólares) cuando era gobernador de la pequeña región de Moquegua, entre los años 2011 y 2014.
Se señala que las coimas se habrían entregado por una obra de irrigación y por la construcción de un hospital.
Tres empresarios de dos constructoras que son procesados en el caso del llamado “club de la construcción”, que buscan un acuerdo con la fiscalía para canjear sus testimonios por una reducción de sus eventuales condenas, aseguran haberle pagado sobornos a Vizcarra para hacerse con esas obras.
El “club de la construcción”, era un cartel de empresas que se repartían obras públicas pagando sobornos.
Un exministro del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016 – 2018), José Hernández, viejo amigo de Vizcarra desde antes que éste fuera gobernador y con quien compartió gabinete ministerial, ha declarado ante las autoridades haber servido de intermediario para el pago de esas coimas.
Vizcarra deja un vacío
“Aquí estoy, no me corro”, comenzó Vizcarra su defensa de 51 minutos ante el Congreso. Puso el énfasis en señalar que en este momento de crisis por la pandemia, una economía severamente golpeada y las elecciones ya convocadas, su destitución generaría una inestabilidad que complicaría la grave crisis sanitaria y económica.
Sobre los cargos que se le imputan, calificó de “falsas” esas acusaciones y las atribuyó a una supuesta venganza de empresarios del “club de la construcción” por haber cortado sus beneficios ilegales cuando llegó al gobierno.
“Se trata de hechos no probados. ¿Puede destituirse a un presidente solo por dichos no corroborados?”, argumentó. Los votos le respondieron que eso sí era posible.
Durante el largo debate parlamentario abundaron los ataques contra el mandatario. Incluso de parte de quienes votaron contra la destitución del presidente, por evitar un escenario de inestabilidad. Según argumentaron, hay “indicios razonables” que complican al jefe de Estado en el supuesto cobro de sobornos cuando era gobernador. Por lo que éste debía ser investigado y eventualmente juzgado cuando termine su gestión.
Legisladores con un pasado y un presente, ligado a la corrupción, se disfrazaron de moralizadores, y desafiando la memoria y la inteligencia de quienes los oían, se prodigaron en discursos anticorrupción para exigir la destitución de Vizcarra.
Las conjura de los corruptos
Entre quienes votaron por sacar al presidente estuvieron los legisladores del fujimorismo, con una larga historia vinculada a la corrupción. Este lunes saborearon su venganza contra el hombre que les hizo perder su mayoría en el Parlamento y apoyó los procesos anticorrupción que llevaron a prisión a su jefa Keiko Fujimori.
También lo hicieron legisladores del partido ultranacionalista Unión por el Perú. Cuyo principales parlamentarios están acusados de corrupción y que es dirigido desde la cárcel por el ex militar Antauro Humala, hermano el expresidente Ollanta.
Antauro Humala está prisión desde 2004 por la muerte de cuatro policías durante la toma de una comisaría en un frustrado intento de derrocar al expresidente Alejandro Toledo.
Tambièn votaron en contra de Vizcarra los parlamentarios de Podemos Perú, partido dirigido por un empresario que se ha hecho millonario con el negocio de universidades de baja calidad. Este empresario hace dos días fue detenido. Es acusado de haber sobornado magistrados para lograr la irregular inscripción de su partido.
Los otros parlamentarios que votaron contra el mandatario sonde un partido que responde a una secta evangélica, la mayor parte de los congresistas de Acción Popular, la agrupación del reemplazante de Vizcarra; un sector de la pequeña bancada del izquierdista Frente Amplio, que solo tiene ocho integrantes, y algunos otros parlamentarios.
Y ahora ¿Quién podrá defenderme?
La soledad del político en desgracias es similar, entre Trump o Vizcarra, los amigos miran a otro lado.
Entre los pocos que se opusieron a la destitución de Vizcarra estuvieron legisladores del centrista partido Morado y un par de legisladoras del Frente Amplio, entre algunos otros.
Ellos rechazaron la destitución por los riesgos de inestabilidad en esta difícil coyuntura, pero exigieron que la fiscalía investigue las acusaciones contra Vizcarra, algo que ya está en curso.
Las encuestas a favor del destituido
Una encuesta de Ipsos publicada hace unos días revela que el 79 por ciento de la población se oponía a cortar el mandato presidencial en esta coyuntura. Vizcarra tenía una aceptación de entre 54 y 57 por ciento.
Su reemplazante tiene una aprobación que apenas está entre 22 y 24 por ciento, según recientes encuestas de Ipsos y del Instituto de Estudios Peruanos, respectivamente.
Ahora a Vizcarra le espera enfrentar las investigaciones de la fiscalía y probablemente los tribunales. El mismo destino de los últimos presidentes peruanos.
Un panorama desolador
La primera gran incógnita que tendrá que decidir el próximo presidente -prestará juramento el martes a las 17 (hora local)- es resolver si convocará a elecciones de inmediato (tal como indica la Constitución) o esperará hasta el 11 de abril, fecha que había pautado el ahora expresidente Vizcarra para las próxima votación nacional.
Todo parece indicar que Merino optará por su semestre de gloria.
Fuente: ElComercio