Eran las 9 de la noche de un viernes de septiembre del 2017. Una periodista de esta Casa Editorial iba rumbo a su apartamento, en el sector de Cedritos, de Usaquén. Se bajó del bus del Sistema Integrado de Transporte (SITP) a la altura de la calle 152 con carrera 9.ª. A pocas cuadras contestó el celular y posteriormente dos hombres la abordaron. Los ladrones, con puñal en mano, la tomaron de los brazos.
“Me amenazaron con un cuchillo en el estómago y me pidieron el teléfono y el bolso. Al comienzo me negué y me hicieron más presión con la navaja. Entonces les entregué todo y ellos salieron corriendo”, narró su amarga experiencia María Fernanda Martínez, reportera de Citytv.
Los asaltantes eran jóvenes, de unos 20 años, y, según la víctima (quien acostumbra a informar este tipo de hechos en la ciudad), quienes la robaron eran venezolanos: “Lo sé por su acento”, reveló Martínez.
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El caso de esta comunicadora es apenas uno de los tantos que están perpetrando ciudadanos del país vecino en Bogotá. De acuerdo con cifras de la Policía Metropolitana, en el 2017 fueron capturadas más de 350 personas de esa nación cometiendo algún delito en la capital. De estos, 241 fueron aprehendidos por hurtos a personas y a establecimientos comerciales.
El tema, aunque ya preocupa a las autoridades, no es solo con este país. Datos de la Policía revelan que en el 2017 también fueros detenidos, por distintos delitos, 50 ecuatorianos, 17 dominicanos, 10 españoles y 7 estadounidenses.
Sobre la participación de ciudadanos de otras naciones en hechos delictivos, el comandante encargado de la Policía de Bogotá, el brigadier general Ricardo Alarcón, señaló que, en cierta medida, la ola de inseguridad por la que está pasando la ciudad en el inicio de este 2018 ha sido jalonada por hurtos que se están realizando en el sistema de transporte.
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“La migración de venezolanos aquí, desafortunadamente hay que reconocerlo, en el caso de TransMilenio y el SITP, sí se está impactando por hurtos cometidos por gente de esta nacionalidad”, manifestó el oficial, quien agregó que estaciones de TM como El Tunal, el portal Norte, el de las Américas, entre otras, es donde más se ha detenido a estas personas.
El hecho más reciente fue reportado en la estación Calle 22 el pasado 18 de enero, cuando tres sujetos del país vecino le robaron el celular a una mujer, forzaron una de las puertas de abordaje del sistema y huyeron por el carril exclusivo. Más adelante fueron detenidos, pero dejaron en evidencia la situación.
Sin embargo, hay que decir que quienes llegan a la capital a delinquir son muy pocos en comparación con la cantidad de personas que esperan salir adelante de manera honesta.
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En Migración Colombia confirmaron que en Colombia hay 69.000 venezolanos con Permiso Especial de Permanencia, de los cuales el 40 % reside en Bogotá; 9 %, en Medellín; 7 %, en Barranquilla y 4 %, en Cali. El resto están en otras ciudades del país.
Frente a esto, el Distrito, en cabeza del secretario de Seguridad, Daniel Mejía, ha dicho que el asunto hay que tratarlo con pinzas para evitar tomar medidas que resulten xenófobas, y que el peso de la ley debe caer igual sobre cualquier delincuente, sin importar la nacionalidad.
“Acá, la posición de la Administración Distrital, que comparte la Policía de Bogotá, es que sea de donde sea, puede ser inglés, noruego o venezolano, si comete un delito, tiene que ser capturado y judicializado, independiente del país de origen”, expresó Mejía, quien agregó: “Hay que acoger al pueblo venezolano que está sufriendo los embates de una dictadura, Bogotá es de puertas abiertas, es una ciudad que recibe a las personas”.
Son más los buenos
William Meza Moncada, representante de Fundacolven, una organización de venezolanos ubicada en el norte de la ciudad, manifestó que la acogida de los capitalinos es generosa: “Son mínimos los casos en que se presente rechazo”, comentó.
Y con respecto a la relación de algunas personas de su país en hechos delictivos manifestó: “Es por dos factores: el primero es el éxodo masivo, son personas que vienen de diferentes orígenes económicos y sociales. Tristemente está llegando gente con otras intenciones. Lo segundo es la falta de empleo, y eso tal vez colabora a que haya unos venezolanos implicados”, señaló Meza, quien concluyó: “Somos muchos más los que venimos a hacer cosas buenas por el país”.
Vía: El Tiempo