Las dictaduras que imperan en América Latina han cerrado filas a favor de Hamás. Cuba, Nicaragua y Venezuela justificaron la acción del grupo extremista.
El Político
Este sábado, los terroristas protagonizaron un ataque sorpresa contra el Estado de Israel. La embestida ha dejado 400 muertos en el territorio de ese país.
En una respuesta posterior, las Fuerzas de Defensa israelíes perpetraron bombardeos con aviones de combate sobre la Franja de Gaza.
En esa área, centro de operaciones del grupo Hamás, las autoridades han reportado 300 decesos.
Si se suman los heridos de ambos bandos, el número llega fácilmente hasta las 4.000 víctimas.
Aunque la violencia escaló a raíz del ataque de Hamás, Venezuela, sumergida en una dictadura de corte socialista, avaló la embestida.
“Es el resultado de la imposibilidad del pueblo palestino de encontrar, en la legalidad internacional multilateral, un espacio para hacer valer sus derechos históricos”, dijeron desde la República Bolivariana.
El chavismo, sólido aliado de Palestina, exigió a Israel detener la construcción de lo que consideró como asentamientos israelíes en la Franja de Gaza.
En esa misma línea se expresaron desde Managua. El régimen de Daniel Ortega se declaró “siempre solidario con la causa palestina”.
A través de un comunicado, titulado “Basta ya de víctimas y dolor”, la dictadura nicaragüense no condenó la agresión de Hamás contra Israel.
Nicaragua sí mencionó, sin embargo, la “incomprensión e inacción de la comunidad internacional” ante el conflicto palestino – israelí.
Desde La Habana, el régimen presidido por Miguel Díaz-Canel, el heredero de los hermanos Castro, expresó su “grave preocupación”.
Pese a ello, la dictadura cubana acusó a Israel de adelantar una “política agresiva” y una actitud “expansionista”.
Según Cuba, la nación hebrea ha violentado, por más de siete décadas, “los derechos inalienables del pueblo palestino”.