Desde su “búnker” en el Palacio de Alvorada, residencia oficial de los Presidentes en Brasilia, Dilma Rousseff reconoció ante sus allegados estar “decepcionada” tras la seria derrota sufrida ayer en el Senado, donde fue aprobado su procesamiento por 59 votos contra 21. Así, cada vez más cerca de dejar su cargo definitivamente, de no mediar un “milagro”, según coinciden analistas, la suspendida mandataria ya estaría haciendo planes para una vez que sea reemplazada definitivamente por Michel Temer.
Después de que el proceso de impeachment sea votado, lo cual ocurriría a fin de mes, Rousseff contemplaría dejar Brasil por unos ocho meses, según escribió ayer Mônica Bergamo, influyente columnista del diario Folha de Sao Paulo. “La primera idea de ella, en caso de que la destitución definitiva de la Presidencia de la República sea confirmada, era pasar ese período entre países de América del Sur, como Chile y Uruguay. No sólo por la identidad con esos lugares, sino también por la proximidad de Brasil”, asegura.
LEER MÁS: Partido de Rousseff denuncia en la Cidh el “golpe de Estado” que vive Brasil
El periplo, sin embargo, sería de unos pocos meses, ya que Dilma “no pretende alejarse por mucho tiempo” de sus dos nietos, que viven en Porto Alegre, donde ella tiene su domicilio personal, apuntó Bergamo, quien agregó que la petista “no descarta tampoco hacer un viaje por el interior de países europeos”.
El pasado 28 de abril, dos semanas antes de que el Senado brasileño votara la suspensión de Rousseff, Bergamo había escrito otra columna donde afirmaba que el equipo de la mandataria ya discutía la posibilidad de que viajara por el mundo para denunciar que estaba siendo víctima de un “golpe”. “En el itinerario imaginado por los ministros entrarían países de América Latina comandados por gobiernos de centroizquierda, como Chile y Uruguay, además de Francia, Italia y España, donde Dilma visitaría a representantes de partidos de izquierda”, escribió entonces la columnista del diario paulista.
Según la agencia Ansa, los supuestos planes de Rousseff de visitar Uruguay y Chile responderían a la amistad que mantiene con el ex Presidente José Mujica y Michelle Bachelet.
En una reciente entrevista con La Tercera, Rousseff reconoció que no se había comunicado con Bachelet tras la suspensión de su cargo. Consultada por su relación con la gobernante chilena, la calificó de “buena”. “Pero ahora mismo estoy en un momento más interno que de relación con otros jefes de Estado”, aclaró entonces.
Pero el proceso de destitución de Rousseff parece inevitable, según analistas consultados por France Presse. “La verdad es que Dilma necesitaría un milagro para que eso no ocurra (…) Hasta sus propios aliados lo perciben, saben que el proceso se volvió irreversible”, dijo el analista político Everaldo Moraes, de la Universidad de Brasilia. “Es casi imposible, muy baja la posibilidad de que Rousseff vuelva. Y yo creo que ella misma lo sabe”, apuntó Sergio Praça, analista de la Fundación Getulio Vargas.
Pese a ello, el PT anunció ayer que tres de sus diputados y un senador presentaron ante la Comisión Interamericana de DD.HH. una solicitud de medida cautelar y una denuncia de violación del debido proceso por el juicio de destitución de Rousseff, medidas que, a su juicio, buscan “intentar suspender el golpe”. Asimismo, el diario O Globo informó que Dilma defenderá un plebiscito sobre nuevas elecciones, en una carta personal que presentará en los próximos días.
Con información de La Tercera