Dubái es uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Esta ciudad estado, conocida por su lujo y su arquitectura, con una superficie total de 4.114 km², se ha convertido en el paraíso de los millonarios con problemas judiciales, especialmente los rusos.
Mario Augusto Beroes R./El Político
El jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum, en el gobierno de una "monarquía constitucional" desde 2006, ha permitido que los millonarios rusos vinculados al presidente Vladímir Putin , cuyos bienes y fortunas han sido sancionados por Estados Unidos, Reino Unido y los países de la Unión Europea, burlen las restricciones.
¡Claro! Hay que tomar en cuenta que un importante porcentaje del dinero que los representantes de la burguesía rusa, entre otros de diversas nacionalidades, trasladan al pequeño país árabe, pasa a formar parte del PIB dubaití.
El rey les ha ofrecido cobijo e "inmunidad", a los "amigos de Putin", cuestión que no es la primera vez que sucede en estos países árabes, poderosos por ser productores de petróleo y gas.
Está el caso de Roman Abramóvich, expropietario del equipo británico de fútbol Chelsea F.C., de quien se sabe que movilizó un yate de su propiedad valorado en 600 millones de dólares, de Montenegro, en Europa hasta Turquía para evitar ser incautado.
Dicho yate se señala estaría rumbo a Dubái, luego de un permiso autorizado por las autoridadades árabes.
Al menos nueve naves simplemente desaparecieron entre el 24 de febrero y el 11 de marzo, cuando Estados Unidos anunció sanciones contra figuras asociadas a Putin.
Es decir, las leyes internacionales que exigen el uso de sistema de identificación automática quedan ignoradas.
Muchos yates también estarían llegando a Dubái, como el de Andrei Skoch, copropietario de la siderúrgica Lebedinsky Mining y uno de los hombres más ricos de Rusia.
Refugio, sí, pero hay que pagar
El refugio para los millonarios rusos en Dubái, catalogado centro turístico y financiero de los Emiratos Árabes Unidos ha crecido. Se conoce de 40 empresarios vinculados a Putin, quienes poseen propiedades en dicha ciudad por un monto de 314 millones de dólares, según datos compilados por el Centro de Estudios Avanzados de Defensa y replicados por The New York Times.
Repunte del mercado inmobiliario dubaití
Teniendo en cuenta que Dubái es un lugar que poco pregunta sobre el origen de dinero extranjero, no es extraño que el mercado inmobiliario atraviese un auge desde que Rusia invadió Ucrania.
Tampoco es barato. Un apartamento de tres habitaciones con vista al mar puede costar 15.000 dólares al mes según un empresario árabe que alquila viviendas de alta gama.
Sin embargo, el NYT habla de una "enorme demanda habitacional", desde la invasión rusa. La misma supera las 50 personas.
Según el magnate inmobiliario emiratí Hussain Sajwani, muchos rusos "están tratando de solucionar sus problemas, pero Dubái se beneficiará en última instancia de cualquier crisis”, declaró a CNBC.
Y es que antes de la guerra, los millonarios rusos ya se perfilaban como uno de los principales segmentos de compradores.
Lavado de dinero
Sin embargo las autoridades internacionales como el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), al ver la laxitud en la imposición de condiciones a fortunas extranjeras, incluyó al pequeño país del Golfo Pérsico en una "lista gris de seguimiento" que ya integran países como Yemen, Siria, Turquía, Jordania o Pakistán.
En ese momento los EAU prometieron «acciones contundentes» contra el blanqueo de capitales, que no se han concretado.
La técnica no es nueva, ni exclusiva de los rusos. La dictadura venezolana también ha hecho uso de esta para exportar petróleo y así evadir las sanciones de EE. UU. Son los famosos barcos «fantasma» que imitan tácticas desarrolladas por Irán. Barcos piratas chinos también lo hacen para arrasar con redes de pesca aguas extranjeras.