La trillada frase que afectos al madurismo repetían en 2022: "¡Venezuela se arregló!" terminó por caer por su propio peso. La imagen de bonanza estaba sustentada en el sector comercial y de servicios. Pero no tenía soporte del resto del aparato productivo, que lleva años de deterioro continuado en manos del Socialismo del Siglo XXI.
El Político
Según datos aportados por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) durante el primer trimestre de 2023, la actividad económica registró una caída de 8,3% en comparación con el mismo trimestre del año anterior.
Por si eso fuera poco, los pronósticos del Fondo Monetario Internacional, que en un momento parecían optimistas, ya no lo son tanto. El pasado febrero, el FMI vaticinó que el crecimiento real del PIB en Venezuela durante 2023 sería de 6,5%. Pero luego ajustó la proyección a la baja y la llevó a 5,0%.
Menos alentador resulta el cálculo de la inflación que, según el FMI, apunta a cerrar en 400%.
Todo el peso en el sector comercial
Restaurantes nuevos, concesionarios de autos de lujo, tiendas de ropa de las mejores marcas daban la impresión de que la economía de Venezuela estaba repuntando. Y no era sólo que esos comercios abrían, sino que tenían clientela para sus productos.
Pero esa burbuja de supuesto bienestar estaba principalmente en Caracas, la capital, porque al interior del país no llegaba tanto esa "bonanza".
Especialistas explicaron que el rebote que experimentó la economía venezolana resultó limitado, porque se apalancó únicamente en comercio y servicios. Entretanto, el resto de los sectores productivos de la economía sufría el mismo marasmo que arrastraba desde décadas atrás.
Según cifras publicadas por Bloomberg en un análisis de la situación venezolana, en 2022 sólo en Caracas abrieron 200 restaurantes y al menos la mitad de ellos surgió para satisfacer a un público adinerado. Pagar más de US$50 por comida en un país donde un jubilado percibe 6 dólares mensuales, es sólo para una élite.
Y entonces llegó la inflación y, como una puntiaguda aguja, pinchó la burbuja. Eso lo hizo con la ayuda de su aliada la devaluación que, abruptamente alcanzó un 25% en agosto de 2022. En ese escenario, se desestimuló el consumo y los comercios se fueron vaciando.
Así se encuentra Juan Griego, el tercer municipio de mayor relevancia comercial de la isla de Margarita, Nueva Esparta. Por lo menos el 80% de los comercios en su mayoría de árabes cerraron sus puertas. En las calles abunda la soledad y un eco de nostalgia.
¿Venezuela de arregló? pic.twitter.com/q6p4WpOM7H— Yosmar Poleo (@yosmarpoleo) May 18, 2023
No era sostenible
El economista Giorgio Cunto, consultado por la BBC, dijo que la dinamización de la economía de Venezuela no era sostenible.
La principal razón para su fragilidad fue que jamás involucró a otros sectores más productivos. Quedaron rezagadas actividades de gran impacto en generación de empleos y movilización de la economía como la construcción, la minería o la industria manufacturera.
La cifra que reveló Iván Puerta, presidente de la Asociación de Restaurantes, en una entrevista publicada por Bloomberg fue más que ilustrativa: alrededor de 60% de los nuevos locales de comida cerró tras el boom.
Venezuela no se arregló. La ligera recuperación que experimentó el país a partir de 2021 se detuvo en seco durante los primeros meses de 2023 y existen temores de una nueva recesión. https://t.co/Py7LHcmfzc pic.twitter.com/VP9gEXuzr4
— La Verdad Vargas (@LaVerdadVargas) May 22, 2023
El economista Asdrúbal Oliveros, consultado para el mismo análisis, señaló que la caída de las remesas también tuvo un impacto negativo sobre el consumo. Debido a la crisis generada por la pandemia, los envíos de dinero de familiares en el exterior se redujeron.
Un dato significativo aportado por Oliveros es que tres de cada diez hogares en Venezuela dependen de las divisas que mandan sus familiares en el exterior.
Entretanto, la precariedad de los servicios es el pan de cada día de los ciudadanos. Los cortes de luz y de agua son frecuentes. La escasez de gasolina es evidente en todos los estados del país donde se pierden horas productivas en enormes filas para llenar el tanque de combustible a precios internacionales.
Pica y se extiende la falta de gasolina en toda Venezuela pic.twitter.com/4vAu4pa9La
— Andres Velasquez (@AndresVelasqz) May 24, 2023
Dolarización desordenada
Una esperanza que también se extinguió fue la que surgió en 2018, cuando el gobierno de Nicolás Maduro permitió que los comercios anunciaran sus precios en dólares. Fue aceptar que ya se había dado una dolarización espontánea porque la población llevaba tiempo haciendo operaciones en divisas.
Inicialmente, ese uso de una moneda más estable generó una sensación de estabilidad e incluso el sector privado experimentó una mayor actividad. Sin embargo, la ilusión duró poco, porque todo se implantó de forma desordenada y se complicó el sistema de pagos en el país.
No conforme con eso, de forma tan intempestiva como regularizó el uso del dólar, el madurismo decidió aplicar un impuesto de 3% a cualquier operación en dólares, incluidas las compras en el supermercado. Como consecuencia, se desestimuló el uso del dólar.
No obstante, a pequeña escala, sigue siendo la moneda con la que se hacen las compras familiares y otras operaciones de persona a persona.
Fuente: BBC