La Autoridad Financiera de USA acaba de publicar los datos de crecimiento económico del último trimestre. Un impresionante 33.1%. Esta cifra tiene mucho más significado y poder del que cualquiera pudiera suponer. Es la nota recibida en un examen de gestión gubernamental de altísima criticidad. A esto se suma una caída pronunciada de las solicitudes de ayuda por desempleo.
El Producto Interno Bruto es el agregado de la economía real; a diferencia de la bolsa, ésta es la suma de la producción económica de las grandes corporaciones, los pequeños negocios y los emprendimientos particulares.
La actividad económica tuvo una caída sin precedentes en la historia moderna de más de 30% a causa de los cierres iniciales de la pandemia; haber recuperado en 6 meses la gran mayoría de ese volumen de actividad es el resultado de un conjunto de complejas y para muchos impopulares medidas conducidas por la intención de escoger el menor de dos males ante un formidable desastre natural.
Es difícil calcular si el daño de largo plazo cobraría más vidas que un política de cierre Orweliano por la dura decisión de mantener el país en un moderado nivel de funcionamiento, pero es seguro que las consecuencias de una detención total y prolongada del aparato productivo, como lo ha sugerido un sector político del país, causaría un impacto en la calidad de vida de decenas de millones durante muchos años por venir.
Hacemos votos porque el resultado electoral de la próxima semana no sea motivo para un cambio de dirección en esta acertada política que ha permitido a la economía más importante del mundo mostrar un claro sendero de retorno a la prosperidad y el bienestar colectivos.
ASM