Charles Kinsey, de 47 años, trabaja en un hogar colectivo en el que viven jóvenes con distintas afecciones psiquiátricas o neurológicas. El pasado lunes 18 tuvo que salir corriendo a la calle detrás de un paciente autista de 23 años, que se sentó en medio de la calzada a jugar con un camión de bomberos.
El terapeuta intentó convencerlo de regresar, pero no podía. En ese momento, un testigo que miraba la escena de lejos confundió el juguete con un arma e interpretó que estaba amenazando con suicidarse, mientras el otro procuraba disuadirlo. Eso le dijo a la Policía, que llegó al lugar pocos minutos después.
A partir de ese instante comenzó a filmar la secuencia otro testigo. Kinsey estaba tirado en el suelo, boca arriba, con las manos levantadas. Mientras lo oficiales, que lo apuntaban con sus armas, le pedían que se acostara con el estómago sobre el suelo, él les contaba que era un terapeuta y que su acompañante era un paciente jugando con un camioncito.
El video se interrumpió durante los minutos siguientes y se reanudó con los policías al lado de los dos hombres. Ya le habían disparado tres tiros en la pierna a Kinsey, en una secuencia que aún no está del todo clara.
El terapeuta fue trasladado con esposas hasta un hospital. Desde allí fue entrevistado por distintos medios y contó lo ocurrido.
"Fue tan sorpresivo cuando me disparó. Primero pensé que había sido una picadura de mosquito. Todavía tenía las manos en el aire y le dije, ‘Señor, ¿por qué me disparó?’. Sus palabras fueron ‘no lo sé'", dijo a la cadena WSVN, desde la cama del hospital.
"Realmente estaba más preocupado por el paciente que por mi, porque yo pensaba que mientras tuviera los brazos en alto no iban a dispararme. Bueno, me equivoqué", agregó.
Su abogado, Hilton Napoleon, le dijo a NBC Miami que el agente pudo haberle disparado accidentalmente, en parte por los nervios con los que salió a la calle por los recientes ataques a la Policía.
Con Información de Infobae
