En EEUU, la violencia política y urbana se han recrudecido, encendiendo las alarmas. Funcionarios públicos y ciudadanos comunes son víctimas.
Gustavo Márquez / El Político
Apenas en los últimos meses, han sucedido una serie de hostigamientos, amenazas y ataques físicos a figuras públicas. Como los casos de Brett Kavanaugh, juez de la Corte Suprema, y Paul Pelosi, esposo de la demócrata por California, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
Pero la violencia no es solo contra funcionarios públicos. Pues ciudadanos comunes también están siendo blanco de la violencia urbana, con amenazas y/o ataques. Entre los cuales están ciudadanos que desempeñan una importante labor en sociedad, como periodistas, empleados escolares, auxiliares de vuelo, personal del sector Salud, transportistas, y muchos más, quienes también han sido víctimas, en estos tiempos convulsos que atravesamos.
A juicio de algunos analistas, pareciera que en EEUU la violencia se estaría convirtiendo en una constante. Al punto de que se está asumiendo como parte de la rutina en la vida de las personas. Algo que es tanto o más grave que la violencia propiamente dicha.
??? La sombra de la violencia política en EEUU: "Desde su inicio fue un país polarizado"
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se enfrentará a uno de sus mayores desafíos políticos el próximo 8 de noviembre con las elecciones intermedias, en medio de una sociedad. pic.twitter.com/qBNeYAOl7s
— KarolinaBrito (@KarolinaBri0293) November 4, 2022
Lo que se dice: la tolerancia
se está perdiendo
En este sentido, Johnny Jones, oficial de Transportation Security Administration – TSA en el Aeropuerto Internacional de Dallas-Fort Worth, ha comentado que: "la gente parece tener un fusible muy corto en estos días. Es como si todos estuvieran listos para explotar y saltar sobre alguien. La tolerancia cada vez es menor en las personas".
Por su parte, Ian Mullins, catedrático de sociología en la Universidad de Virginia, nos explica que: "se está generando un cambio en el umbral de lo que las personas están dispuestas a aceptar. Pareciera que los estadounidenses están cada vez más condicionados a asumir la violencia como un acto político legítimo".
Y enfatiza afirmando que: "existe una narrativa urbana que aprueba la violencia y casi la hace parecer una acción admirable. El resurgimiento de las milicias, es un ejemplo, así como la integración del grupo violento de derecha, Proud Boys, y las protestas de militantes fuera de las bibliotecas. Toda una escalada de la violencia que se están volviendo más visibles, y los responsables no están siendo condenados de la manera en que podría esperar que lo fueran".
Internacional | La violencia política en EEUU empaña la recta final de la campaña de las legislativas ➡ El asaltante del marido de Nancy Pelosi es seguidor de Trump y negacionista de las vacunas y de las elecciones https://t.co/RlE2wkHPRW
— La Razón (@larazon_es) October 30, 2022
Entre líneas: encontrando
el germen de la violencia actual
Analizando un poco los posibles orígenes de la violencia que está caracterizando a la sociedad norteamericana en los tiempos más recientes, encontramos que hay múltiples factores que están sumando, que le agregan combustible al clima de violencia.
Por una parte está la situación de la economía, la inflación, que ha generado niveles de estrés adicionales sobre la población. La misma pandemia provocada por la Covid 19, ha aumentado esos niveles de estrés en prácticamente todo el sector Salud. Hasta las medidas de bioseguridad adoptadas para proteger a la población han disparado los niveles de estrés de manera dramática. Al punto de que muchos profesionales de la salud están dejando sus puestos de trabajo, en busca de opciones menos demandantes.
Los cierres de escuelas, el confinamiento de las familias, la bajada de la santamaría en muchos locales comerciales o lugares públicos para el entretenimiento, ha hecho su aporte para generar una atmósfera cargada de intolerancia, de presión psicológica, que han contribuido a reducir la capacidad de las personas para tolerar situaciones de estrés. Por lo que en algún momento explotan. Por esto es que han aumentado las consultas con terapeutas, psicólogos y psiquiatras. Lamentablemente, también se ha incrementado la violencia en el hogar.
En este sentido, Jean Ross, presidente del National Nurses United – NNU, afirma que: "la violencia está empeorando en lugar de mejorar. Lo llamamos una epidemia, pero una epidemia de violencia —por ejemplo— contra las enfermeras y otros trabajadores del sector Salud".
El presidente Joe Biden, afirmó el miércoles que las elecciones de mitad de mandato son un momento decisivo para la democracia de EEUU, además rechazó los recientes hechos de violencia política e incidentes de intimidación a votantes a menos de una semana para los comicios. pic.twitter.com/uTbmLldOyV
— VIVOplay (@vivoplaynet) November 3, 2022
Detalle: un problema de retórica
En la búsqueda de las causas de la violencia también encontramos una relación directa con el manejo del lenguaje. En efecto, el discurso político empleado por los políticos cada vez está más distante de una sana confrontación de ideas. Ya se habla de una retórica incendiaria entre adversarios políticos, quienes son vistos —más bien— como enemigos.
En este sentido, el catedrático Ian Mullins agregó a su comentario anterior, que: "en las décadas de 1960 y 1970, Estados Unidos experimentó una etapa de violencia política, impulsada por la reacción de la nación al movimiento de derechos civiles y a la Guerra de Vietnam. Pero en ese momento, los estadounidenses están sintiendo que tienen que elegir un bando, pues el país está muy polarizado, por culpa de la política mal manejada".
Es indudable que en EEUU el discurso político del presente es incendiario. El intercambio de ideas, la confrontación de alto nivel, con argumentos, la exposición de ideas con sustancia, con respaldo, han pasado a un segundo plano. Pues ahora hay que atacar al adversario donde más le duela, sobre todo en sus sentimientos. Por lo que es válido meterse hasta con los familiares de un rival, o exponerlo al escarnio público. Pues eso es lo que esperan los usuarios de las redes sociales: un verbo encendido, una violencia desenfrenada, un discurso de odio, que divida y polarice cada vez más a la sociedad.
EDITORIAL | El ataque con martillo a Paul Pelosi, marido de #NancyPelosi, es el último episodio de la violencia política que vive #EEUU. El @DHSgov la califica como la mayor amenaza para las elecciones. La condena debería ser inequívoca pero ha habido silencios y tibieza | pic.twitter.com/O3i79OD8WK
— Cuestión de Poder (@CPoderNTN24) November 2, 2022
A manera de resumen
El tema de la violencia armada merece un capítulo aparte. Pues la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos establece que: "Por ser necesaria para la seguridad de un Estado libre una milicia bien regulada, no se restringirá el derecho del pueblo a poseer y portar armas".
A partir de la libre interpretación de esta pequeña letra de la Constitución, el pueblo norteamericano es —literalmente hablando— una sociedad armada. El porte de armas es normal, el uso de armas es normal, el transporte de armas es normal, la compra de armas es normal.
Pero la matanza de personas inocentes en las calles, las escuelas, o los centros comerciales, por el uso de armas de fuego es absolutamente anormal y cuestionable. No es posible que existan armas en manos de menores de edad, o que el acceso a las armas sea tan sencillo, incluso para personas que no están debidamente capacitadas para su uso. No puede ser normal que en cada hogar exista un arma.
Un promedio de 40.620 personas pierden la vida cada año, por armas de fuego en EEUU, según datos de la ONG Everytown For Gun Safety. Es decir, 111 personas por día.
Precisamente esta realidad, este culto a las armas en EEUU, hace que nuestra sociedad sea etiquetada como violenta. Y no hay forma de evitar que el germen de la violencia se dispare, cuando la tolerancia se agota, cuando la ciudadanía se expone a diario a situaciones de estrés, de presión social, de cargas económicas, de problemas de salud.
Pero sobre todo, frente a una diatriba política incendiaria, que solo conduce a avivar la violencia misma. Por lo que si continuamos por este vía, lo que nos espera como sociedad será muy perturbador, incluso mayor a lo que ya padecemos.