Estados Unidos insiste en sus planes de impedir que China consiga silicio, el mineral para construir microchips. Dejar por fuera al país asiático le garantiza al gobierno de Joe Biden, un competidor menos en el ámbito tecnológico; una guerra que los estadounidenses quieren ganar a como de lugar.
Mario Beroes/El Político
Ya la administración Biden aprobó la "Ley Chips", que permitió al gobierno federal invertir miles de millones de dólares en el sector de semiconductores para "liderar el mundo en industrias futuras y proteger la seguridad nacional".
La administración Biden siguió las medidas con el monitoreo de los controles de exportación para evitar que las empresas estadounidenses, o cualquier empresa global que use su tecnología, venda diseños de chips, software y equipos a Pekín.
También ha prohibido a los ciudadanos estadounidenses trabajar con empresas chinas de chips para reducir la posibilidad de que ese país copie u obtenga información sobre sus avances tecnológicos.
Entender el contexto
Los chips se usan en casi todo hoy en día. No hay aparato electrónico o digital que no use chips en su composición. esto hace posible la economía moderna, sin embargo, la industria militar sí se preocupa, por lo que esto implica y la sensibilidad de su uso.
Los circuitos integrados más avanzados permiten a las naciones mantenerse muy por delante de sus rivales en términos de sistemas de armas, recopilación de inteligencia y, en términos más generales, son una declaración de poder geopolítico.
A medida que China aumenta su influencia, el país ha ido avanzando hacia la producción de sus propios chips, de excelente calidad; incluso ha sorprendido a los EE. UU. con sus últimos desarrollos militares.
Hasta ahora, EEUU ha subcontratado la fabricación de sus chips más avanzados a Taiwán, que se ha visto cada vez más amenazado por su poderoso vecino, China.
Taiwan Semiconductor Manufacturing Company y otras fábricas locales representan el 92% de la producción mundial de semiconductores avanzados, según la Asociación de la Industria de Semiconductores.
En su momento, la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, consideró necesario reunirse directamente con los ejecutivos de TSMC durante la tensa visita que hizo a la isla asiática..
La medida destacó la importancia de la empresa para la seguridad estadounidense, y sus acciones han subido casi un 10 % desde la visita. Según el portal Seeking Alpha, TSMC es una de las 10 principales empresas tecnológicas del mundo.
Conclusión
EEUU ahora está tratando de proteger el resto de la cadena de suministro de chips avanzados forjando una alianza que reducirá la capacidad de China para producir su propio silicio nacional.
Las conversaciones con Japón están muy adelantadas, que es el mayor proveedor de obleas de chips, metales y productos químicos, así como con los Países Bajos, conocido por sus máquinas de litografía ultravioleta profunda que se utilizan para tallar chips avanzados.
Es probable que se impongan restricciones a ASML, Nikon y Tokyo Electron basándose en reglas comerciales y regulaciones anteriores, que marcan el último parte en esta guerra de semiconductores.
Hablando de chips, Intel presenta una de las peores perspectivas trimestrales, cuando su CEO Pat Gelsinger reconoció que las acciones cayeron un 9% , y destacó "que Intel continuaría "priorizando las inversiones críticas para nuestra transformación".
Intel espera ingresos entre 10.500 y 11.500 millones, muy por debajo de los 14.000 millones esperados. Además, prevé un beneficio por acción negativo de 15 centavos, frente a los 25 centavos positivos anticipados.
"En el cuarto trimestre, tomamos medidas para ajustar el tamaño de la organización y racionalizar nuestras inversiones, priorizando las áreas en las que podemos ofrecer el mayor valor a largo plazo", afirmó David Zinsner, director financiero de Intel.