El hondureño Leonardo Sierra cree que nada cambiará en su país hasta que Estados Unidos lo vea conveniente, esto lo aseguró tras brindar declaraciones al periodista Christopher Sherman desde un estudio subterráneo de hip-hop del tamaño de un armario, en uno de los barrios más peligrosos de la capital de Honduras, reseñó Criterio.hn.
El Político
Detalla Sherman que en opinión del joven de 28 años, es Washington, que teme una alternativa izquierdista en este país centroamericano importante para la estrategia estadounidense de inmigración y antidroga, lo que mantiene en su puesto al impopular presidente Juan Orlando Hernández, a pesar de que la fiscalía estadounidense le considera coconspirador en el caso de narcotráfico de su hermano y de las protestas que reclaman su marcha.
Desde el corazón de La Travesía, un barrio de Tegucigalpa controlado por las pandillas, y hasta los pasillos del congreso nacional, los hondureños se preguntan hasta cuándo respaldará Estados Unidos a Hernández. Mientras el presidente viaja a Washington para reuniones y fotos, los hondureños medios siguen el lento goteo de revelaciones que sale de un tribunal federal en Manhattan.
Ante esto, Hernández ha dicho que las acusaciones en Estados Unidos proceden de narcotraficantes que buscan vengarse de él, pero la fiscalía estadounidense promete que presentará pruebas en un juicio previsto para octubre, que mostrarán que Hernández aprovechó las conexiones de su hermano en el mundo de la droga para impulsar su carrera política.
“Particularmente en este país la influencia de los Estados Unidos es determinante”, aseveró Raúl Pineda Alvarado, analista político y que sirvió tres legislaturas como congresista del Partido Nacional de Hernández.
Pineda agregó que “si Estados Unidos decide que el mandatario da más problemas de los que resuelve, sus días en el cargo están contados. De lo contrario, podría terminar su mandato”.
Muchos hondureños siguen señalando la decisión del gobierno estadounidense de no presionar para que el presidente izquierdista Manuel Zelaya fuera restituido en el cargo tras un Golpe de Estado en 2009 como una demostración del papel decisivo de Washington sobre el gobierno hondureño.
En una respuesta a preguntas por escrito, el Departamento de Estado indicó que el hecho de que la fiscalía federal mencione a Hernández como co-conspirador no implica que se hayan presentado cargos penales en su contra, revela el reportero.
“Las conversaciones con jefes de estado en el cargo son una parte rutinaria de la diplomacia”, indicó el comunicado. “Tenemos una serie de cuestiones diplomáticas que es importante abordar en beneficio de nuestros dos países”.
Pero Honduras sigue siendo un aliado clave, aunque inconsistente, en la guerra contra la droga, e irónicamente, la extradición de capos durante el mandato de Hernández podría haber ayudado a preparar el caso contra su hermano.
Los fiscales estadounidenses dicen que Hernández utilizó 1,5 millones de dólares en dinero de la droga para la campaña que le llevó a la presidencia en 2013. Una vez en el cargo, supuestamente pudo proteger a los narcos a los que su hermano Tony ayudaba a mover toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, según la fiscalía.
Hernández señala a las dos docenas de traficantes extraditados a Estados Unidos durante su mandato como una prueba de que no trabajaba con ellos. El presidente no aceptó una petición de entrevistarlo.
Los intereses del gobierno estadounidense en Honduras comienzan con la lucha contra el narcotráfico. La geografía y las débiles instituciones del país lo han convertido en un importante punto de tránsito de la cocaína suramericana. El Comando Sur de Estados Unidos mantiene estrechos lazos con la cúpula militar y el Ejército estadounidense tiene una gran presencia en la Base Aérea Soto Cano, al norte de Tegucigalpa.
También hay importantes intereses corporativos en juego, empezando por empresas estadounidenses de fruta, cuya presencia e influencia histórica inspiró el término “república bananera”. Durante las protestas de junio lideradas por médicos, enfermeras y profesores, una caravana de varios camiones con bananas para una filial de Dole Food fue saqueada e incendiada.
Aun así, Hernández parece cada vez más aislado. En la cumbre Tuxtla ofrecida en agosto por Honduras, él era el único jefe de Estado. Y cuando una delegación del Congreso estadounidense dirigida por la presidenta de la cámara, Nancy Pelosi, visitó el país en agosto no se reunió con Hernández, resalta Criterio.hn.
Fuente: Criterio.hn