El estado de Virginia (EE.UU.) ejecutó hoy a William Morva, un reo de 35 años que fue condenado a muerte por asesinar a un guardia de seguridad y a un policía durante una fuga en 2006 y que según sus abogados sufría graves problemas psicológicos.
A Morva, un hombre blanco, lo declararon muerto a las 21.15 hora local (01.15 GMT del viernes) tras recibir una inyección letal en el Centro Correccional de Greensville, municipio de Jarratt, según notificó el Departamento de Correcciones de Virginia (Vadoc). Morva rechazó su derecho a pronunciar unas últimas palabras y según el Vadoc murió "sin complicaciones".
En 2006, Morva estaba encarcelado a la espera de juicio acusado de robo y posesión ilegal de armas. Tres días antes del inicio del juicio, el 20 de agosto, lo trasladaron a un hospital por unas heridas en la pierna y el brazo.
Ya en el hospital, Morva se hizo con un objeto metálico en el baño con el que logró reducir a su custodia, al que sustrajo una pistola y se dio a la fuga.
En la huida, Morva mató de un disparo en la cara a un guardia de seguridad desarmado del hospital, Derrick McFarland, y al día siguiente asesinó también a tiros a un policía, Eric Sutphin, que participaba del dispositivo de búsqueda.
Fue detenido más tarde ese mismo día por agentes que lo encontraron tumbado en una acequia.
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Los abogados de Morva argumentaron que su cliente sufría psicosis paranoica, un trastorno que le impidió discernir entre la realidad y sus delirios durante sus crímenes, por lo que habían solicitado a los tribunales que detuvieran la ejecución de hoy.
Sin embargo, durante el juicio en 2008, varios expertos determinaron que lo que Morva sufría eran transtornos de personalidad, unas perturbaciones más leves que la psicosis paranoica que sus abogados alegaban.
El gobernador demócrata de Virginia, Terry McAuliffe, opuesto a la pena de muerte y con poder para conmutar las condenas capitales, optó por no intervenir hoy en la suerte de Morva al considerar que su juicio fue "adecuado", aunque confesó que anoche no pudo dormir.
McAuliffe sí conmutó en abril la pena de muerte del reo Ivan Teleguz, que iba a ser ejecutado, al valorar que su juicio tuvo "numerosos defectos", pero tampoco intervino en dos casos anteriores.
Morva se convirtió hoy en el decimocuarto preso ejecutado este año en Estados Unidos y en el 1.456 desde que el Tribunal Supremo reintrodujo este castigo hace cuatro décadas.
Virginia ha ejecutado a 113 de estos presos, solo superado por Texas, que lleva 542.
Fuente: EFE.